Obama encontrará a un presidente cubano cuyo gobierno ya le hizo saber que no está dispuesto a negociar ningún cambio en su política comunista por pedido o presión de Estados Unidos, su otrora rival de la Guerra Fría por más de medio siglo.

El mandatario de Estados Unidos quiere, sin embargo, aprovechar su histórico viaje para tratar de frente con Castro temas tan sensibles como el de los derechos humanos, en un ambiente enrarecido por la detención temporal de decenas de disidentes cubanos que protestaron el domingo poco antes del aterrizaje de Obama.

Tener una embajada significa que podemos con mayor eficacia promover nuestros valores y nuestros intereses, y también entender mejor” las preocupaciones de los cubanos, dijo Obama al personal de la legación diplomática.

Una semana antes se comprometió con las Damas de Blanco, cuya líder Berta Soler fue detenida por varias horas, a hablar con Castro sobre “los obstáculos” para los derechos humanos, según una carta enviada a esa organización que es considerada ilegal por Cuba.

Obama se reunirá el martes con disidentes en la embajada en un encuentro al que está invitada Soler, quien critica a Obama por sus “concesiones” a Castro sin que a cambio hayan cesado “la persecución y violencia” contra opositores.

Obama, de 54 años, y Castro, de 84, se han encontrado dos veces desde que lanzaron a finales de 2014 el proceso de normalización de relaciones bilaterales.

La primera reunión se produjo en abril de 2015 en el marco de la Cumbre de las Américas, en Panamá, y la segunda, cinco meses después, en el seno de Naciones Unidas en Nueva York.

Este tercer encuentro se llevará a cabo en el Palacio de la Revolución, sede del poder político, al que llegará Obama después de rendir homenaje al héroe nacional José Martí.

Raúl Castro lo espera para seguramente tocar el tema que más le preocupa a Cuba en su relación con Estados Unidos: el embargo vigente desde 1962.

Obama, que está a favor del levantamiento del embargo, ha recurrido a sus poderes ejecutivos para relajar algunas de las medidas que castigan a los cubanos, pero el Congreso, en manos de la oposición republicana, es el único que puede desmontar el entramado de restricciones.

El canciller cubano Bruno Rodríguez, quien ofreció apenas una cordial bienvenida a Obama en el aeropuerto, ha reiterado que las medidas de la Casa Blanca son  “positivas” pero “limitadas“.

Las autoridades insisten en que Obama podría hacer más en contra del embargo, tras restablecer los vuelos comerciales directos, autorizar algunas inversiones importantes y facilitar los viajes de los estadounidenses, que todavía no pueden hacer turismo libremente.

Agencia AFP

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