Por su parte, Bill Clinton, la reemplazará inmediatamente después en California.

El equipo de la candidata demócrata, de 68 años de edad, precisó este martes que Clinton “se sentía mejor” y anunció que era esperada en Washington para una reunión con mujeres negras.

Su portavoz, Nick Merrell, anunció a su vez que Clinton retomará su campaña electoral el jueves.

Según indicó, la exjefa de la diplomacia estadounidense “pasó la jornada (de este martes) leyendo informes, realizando llamadas y miró por televisión el discurso del presidente (Barack) Obama en Filadelfia”.

Ningún detalle de los desplazamientos previstos por la candidata fue revelado, pero antes de que se sintiera mal, el domingo, Clinton debía participar el jueves en Washington en una cena de gala de una organización ligada al grupo de parlamentarios hispanos y el viernes debe pronunciar un discurso en Washington.

Hacía siete semanas que el presidente Obama, en el nivel más alto de popularidad según los sondeos, no hacía campaña por su exsecretaria de Estado.

En un acto público bajo un sol demoledor pero en el que mostró su notable capacidad oratoria, Obama dijo que Clinton había sido sometida “a más escrutinio, y a más críticas injustas que cualquiera”, en una frase que desató una espectacular ovación.

El presidente también aplicó una estocada directa a la gran prensa estadounidense, alegando que los medios terminaron por legitimar a un candidato como Donald Trump, a quien le permiten decir cosas vetadas a otros.

Pensilvania, un estado donde el electorado conservador es tradicionalmente muy fuerte, constituye un bastión clave para las esperanzas de Clinton de llegar a la Casa Blanca.

En el otro extremo del país, Bill Clinton tiene la responsabilidad de sustituir a su esposa en esta jornada en actos de recaudación de fondos en los que debía participar la candidata en Los Ángeles. También la reemplazará el miércoles en Las Vegas (Nevada, oeste).

El expresidente salió a la palestra para intentar limitar, torpemente, el alboroto provocado por la salud de su esposa, cuyo malestar atribuyó a una deshidratación.

“Frecuentemente; no, no frecuentemente, raramente, en más de una ocasión desde los últimos, numerosos, numerosos años, le ocurrió lo mismo, se deshidrató seriamente. Era un burro de carga en el departamento de Estado, y como senadora y desde entonces”, declaró el lunes a la cadena CBS.

Hillary Clinton busca así recuperarse de la que muchos consideran la peor semana de su campaña electoral, iniciada hace 15 meses.

La semana pasada, había desatado un temporal al afirmar en público que la mitad de los electores de Trump eran “deplorables”, forzando a su equipo de campaña a verdaderos malabarismos de retórica para justificar la frase.

El domingo, se retiró de una ceremonia en Nueva York, y posteriormente un equipo médico reveló que dos días antes había sido diagnosticada con una neumonía, enfermedad que la candidata y su equipo mantuvieron en secreto.

 

AFP

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