El sábado, mientras el país se recuperaba del ataque del francotirador, Obama (que acortó un viaje en Europa para poder llegar a los funerales en Texas) habló en tono optimista. “Creo firmemente que Estados Unidos no está tan dividido como algunos han sugerido”, dijo en rueda de prensa durante la cumbre de la OTAN en Varsovia.

“Hay tristeza, hay rabia, hay confusión… pero hay unidad”, dijo.

También le puede interesar:

Estados Unidos está ya muy familiarizado con la violencia armada, pero ahora se encuentra ante un nuevo precipicio.

De Charleston a Orlando y Dallas, este año ha habido varias matanzas motivadas por el odio racial o a las minorías.

Las masacres provocaron repudio generalizado, pero no así un objetivo común, ya que el control de armas sigue siendo un asunto esquivo en el Congreso estadounidense.

“El presidente reconoce que no sólo son personas de Dallas las que están afligidas, es gente de todo el país la que está preocupada por la violencia que tantos estadounidenses han presenciado en la última semana”, dijo el lunes Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca. “El presidente espera ofrecer consuelo mañana”.

Cada semana parece traer una nueva imagen de un policía disparando a un negro estadounidense, imágenes que se vuelven virales y reavivan problemas raciales y sobre la actuación policial.

La semana pasada, los polémicos casos de disparos de policías a dos hombres negros, Alton Sterling en Luisiana y Philando Castile en Minnesota, desataron la ira nacional, con miles de manifestantes tomando las calles de una costa a otra en el país.

Al parecer también desataron el mortal tiroteo en Dallas protagonizado por el joven negro Micah Johnson, mientras la protesta contra la brutalidad policial apenas empezaba.

John, de 25 años, y quien sirvió en Afganistán, usó un rifle de alto calibre para matar a cinco policías y herir a otros nueve la noche del jueves. Dos civiles también resultaron heridos.

El joven dijo a los negociadores de la Policía, antes de morir, que quería matar a policías blancos en venganza por las muertes de negros.

No ha sido fácil para Obama vincular los problemas raciales irresueltos y la cuestión del control de armas que han emergido tras el tiroteo de Dallas. “No hay contradicción entre apoyar a las fuerzas del orden (…) y decir que nuestro sistema de justicia penal tiene problemas, que hay sesgos -algunos conscientes y otros inconscientes- que deben ser erradicadas”, dijo el mandatario.

“Entonces cuando la gente dice ‘las vidas negras importan’, eso no quiere decir que las vidas azules no importen; quiere decir simplemente que todas las vidas importan”.

AFP

LO ÚLTIMO