El incidente sucedió en el parque acuático Schlitterbahn, donde se encuentra el tobogán ‘Verrückt’, que significa ‘demente’ en alemán, precisamente por la caída de 51 metros por la que es mundialmente famoso.

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De acuerdo con el Washington Post, el niño se encontraba en el parque el pasado domingo con su familia, escaló las escaleras del tobogán, subió al pequeño bote con otras personas y este inició su descenso con normalidad. Sin embargo, en la segunda subida el niño salió despedido de la embarcación y chocó fatalmente con el entramado de seguridad.

Aunque se desconocen exactamente los hechos que rodearon el accidente, algunos visitantes del lugar dijeron a la cadena KSHB, que ese día el arnés frontal que se ponía a las personas en el bote no estaba funcionando bien, lo que explicaría lo sucedido a Schwab.

“Sinceramente no sabemos qué ocurrió. Por eso es que es necesaria una investigación. Tenemos que entender lo que sucedió”, dijo Winter Prosapio, directora de comunicaciones del parque, que actualmente permance cerrado al público.

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