El niño, pensando que era un juguete, corrió hasta el cuarto donde estaban sus hermanos mayores (gemelos) entretenidos con un videojuego, y le disparó a uno de ellos en la cabeza.

Los padres estaban en el primer piso de la casa, compartiendo con otros familiares, cuando escucharon el disparo en la planta superior. Subieron de inmediato.

Jermon Perry estaba sangrando, pero con vida, lo llevaron al hospital, pero no sobrevivió, relata el diario St. Louis Post-Dispatch.

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El arma era propiedad de Jericho Perry, padre de los menores, quien tenía permiso para portarla.

“Él nunca pensó que los niños tomarían el arma”, dijo Erica Jones, pariente y vocera de la familia, al medio local.

Michelle Lawson, la madre de los niños, abrió las puertas de su casa a los periodistas de la ciudad, pero no tuvo palabras para describir la situación. Además de sufrir la pérdida de su hijo, está batallando con el cáncer. En 2014 se sometió a una mastectomía doble, pero la enfermedad regresó.

Los hermanos de Jermon aún no comprenden lo sucedido, siguen en casa esperando su regreso, explica Jones.