McCandless, de 80 años, pudo realizar esa hazaña en la inmensidad sideral gracias a una escafandra equipada con propulsores que le permitían moverse en el vacío.

Reclutado en 1966 por la agencia espacial estadounidense, también participó en el despliegue del telescopio Hubble en 1990.

Ya retirado, siguió inspirando a escolares en Toulouse, Francia, donde participó en octubre en el 30 Congreso Mundial de Astronautas.

¿Sintió miedo en aquella primera vez libre en el espacio? “No, trabajé muy duro, probé el material durante 300 horas”, le respondió a una niña pequeña. “Tenía 24 propulsores, no había posibilidad de perderme en el espacio”, agregó.

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En cuanto a lo más extraordinario de su experiencia, el octogenario aseguró que fue “la visión de la Tierra” a través de su casco.

“La otra cosa más extraordinaria cuando eres astronauta es que no ves los países, las fronteras. Ves a los humanos, a la nave espacial Tierra”.

AFP

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