Si bien a Sartori, de 92 años y profesor emérito en la Universidad de Florencia, tuvo una prolífica obra que incluye títulos como ‘¿Qué es la democracia?’, ‘La sociedad multiétnica: pluralismo, multiculturalismo y extranjeros’, ‘La carrera hacia ninguna parte. Diez lecciones sobre nuestra sociedad en peligro’, ‘Ingeniería constitucional comparada’, ‘Partidos y sistemas de partidos’ y ‘Teoría de la democracia’, su libro ‘Homo videns: la sociedad teledirigida’ (1998) muestra por qué este pensador italiano se convirtió en uno de los referentes del mundo de la comunicación con sus teorías sobre la influencia de los medios en la sociedad.

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“Sus obras, de una incansable mordacidad y siempre combativas con el poder, han encendido la hoguera mediática y política cada vez que se han publicado”, reseña El País, de España, al informar sobre el deceso de Sartori, a quien, además, califica de “pensador lúcido y brillante”, “gran azote” de “algunos exponentes de la clase política italiana”.

“Nos encontramos en plena y rapidísima revolución multimedia. Un proceso que tiene numerosas ramificaciones (Internet, ordenadores personales, ciberespacio) y que, sin embargo, se caracteriza por un común denominador: tele-ver, y, como consecuencia, nuestro vídeo-vivir”, advertía ya Sartori hace 19 años en el prefacio de su ‘Homo videns’, cuya tesis central es que el video está transformando al homo sapiens, producto de la cultura escrita, en un homo videns para el cual la palabra está destronada por la imagen”.

“Todo acaba siendo visualizado”, agrega, y advierte de manera profética: “Pero ¿qué sucede con lo no visualizable (que es la mayor parte)? Así, mientras nos preocupamos de quién controla los medios de comunicación, no nos percatamos de que es el instrumento en sí mismo y por sí mismo lo que se nos ha escapado de las manos”.

Por planteamientos como este, este politólogo y sociólogo es uno de los intelectuales contemporáneos de mayor relevancia a nivel internacional. Enseñó en universidades de Estados Unidos: primero en Stanford y luego en la de Columbia de Nueva York, y obtuvo el premio Príncipe de Asturias para las Ciencias Sociales 2005. También era columnista del diario italiano Corriere della Sera.

“En estos tiempos convulsos, en los que las democracias liberales se encuentran sometidas a implacables amenazas en los frentes más diversos, cobra especial vigencia la obra del florentino”, destaca El Heraldo, que le dedica su editorial.

“Podrá discreparse parcial o totalmente de los planteamientos del pensador italiano, pero lo que nos interesa destacar con ocasión de su fallecimiento es el empeño infatigable que puso en intentar comprender la democracia. Y eso no es baladí en una época de peligrosos relativismos, en la que por todos lados afloran populistas de distinto signo que buscan romper en añicos ese fragílisimo invento de la civilización”, añade el diario barranquillero.

Nacido en Florencia el 13 de mayo de 1924, Sartori era conocido por ser uno de los pensadores más importantes de los últimos tiempos y también por ser autor de numerosos libros sobre teorías de la democracia que han sido traducidos en diversas lenguas.

Pronto comenzó a ser considerado una de las personalidades de mayor prestigio internacional en el ámbito del Derecho Constitucional. En 2015, fue distinguido con el Premio FAES de la Libertad 2015 por su “firme defensa de los valores de la libertad y su importante papel internacional en el estudio de la democracia representativa”.

Polemista cáustico, como le describe el diario italiano, lanzó en las columnas del Corriere della Sera términos fundamentales para el ámbito político transalpino como ‘Mattarellum’, el nombre con el que se conoce al sistema electoral vigente entre 1994 y 2001 y que fue cambiado por el primer Gobierno de Silvio Berlusconi.

Ateo convencido, a lo largo de su vida profesional también dirigió mensajes mordaces contra la Iglesia católica y su control sobre la natalidad.

Su trayectoria fue merecedora de numerosos premios, entre ellos, la medalla al mérito cultural y educativo del presidente de la República italiana, el Comendador de la Orden de la Cruz del Sur, que otorga el presidente de Brasil, y la Gran Cruz de la Orden de Bernardo O’Higgins.

Tras conocer la noticia, numerosas personalidades del mundo de la política han mostrado su pésame por la pérdida de una de las voces fundamentales del mundo contemporáneo.

El primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, describió a Sartori como un “estudioso que ha dado mapas y nombres a la política para que se encuentre a sí misma”.

Por su parte, la presidenta de la Cámara de los Diputados, Laura Boldrini, se refirió a Sartori como “un protagonista apasionado del debate cultural”, mientras que su homólogo en el Senado, Pietro Grasso, dijo de él que fue “una voz independiente que reforzó y nutrió a la opinión pública”.