Israel se viste de luto por la muerte de uno de los hijos pródigos del pueblo judío, que falleció a los 87 años en su residencia de Nueva York.

“Eli era en toda su esencia un hijo fiel del pueblo judío. A lo largo de toda su existencia luchó por preservar la existencia judía y la creación judía después del Holocausto”, dijo esta noche Avner Shalev, director del Museo del Holocausto de Jerusalén, conocido como “Yad Vashem”.

Por su parte, el Congreso Judío Mundial, órgano representativo del pueblo judío a escala global, dijo en un comunicado que “llora” la muerte de quien era “uno de los maestros y pensadores judíos más grande de los últimos 100 años”.

El fallecimiento del escritor, premio Nobel de la Paz en 1986 y activista por los derechos humanos y contra la opresión en los cinco continentes, ha conmocionado a la sociedad israelí, donde contaba con un reconocimiento generalizado.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, destacó que Wiesel era “un artista de la palabra”, y que a través de su personalidad daba expresión “a la victoria del espíritu humano sobre la crueldad y el mal”.

“En la oscuridad del Holocausto, Elie Wiesel fue un rayo de luz y ejemplo de una humanidad que cree en lo bueno del ser humano”, agregó.

Por su parte, el jefe de la oposición y líder laborista, Itzjak Herzog, lo calificó de “uno de los gigantes de la espiritualidad en esta generación”, y el jefe del Estado israelí, Reuvén Rivlin, de “héroe del pueblo judío”.

“Esta noche nos despedimos de unos de los héroes del pueblo judío. Representaba la determinación del espíritu humano, la capacidad de superar la peor cara del mal, y de sobrevivir a pesar de todo”, señaló el presidente israelí en un comunicado.

Rivlin llegó a la presidencia en 2014, después de que el primer ministro, Netanyahu, sondeara la posibilidad de ofrecérsela a Wiesel, a lo que este aparentemente se negó.

Sin ser israelí, Wiesel estaba estrechamente ligado al destino del Estado judío, del que se consideraba parte integral a pesar de no haber solicitado nunca su nacionalidad.

Visitaba el país de forma frecuente y encabezó numerosas campañas internacionales contra su deslegitimación, que consideraba una muestra más del antisemitismo moderno.

EFE

LO ÚLTIMO