Para ella, el simple hecho de tomar un poco de agua es una tortura que se siente como si tragara agujas; y bañarse, le produce una sensación de punzantes quemaduras en todo el cuerpo.

En su mundo, la idea de ir a nadar o meterse en la tina no es nada relajante, sino una verdadera tortura. “Esas cosas son mi idea del infierno”, dice la joven, citada por BBC.

Warwick fue diagnosticada cuando tenía 12 años, cuando le salió un sarpullido luego de nadar. El médico sabía de la condición, pero no le mandó más exámenes, porque le dijo que estos podrían ser peores que la enfermedad.

“Cuando conozco gente siempre hay mucha confusión y todas las preguntas de siempre ‘¿cómo comes? ¿cómo bebes? ¿cómo lavas?’ La verdad es que simplemente tienes que lidiar con eso y seguir adelante”, dice Warwick.

Para sobrevivir, Warwick limita los baños a uno a la semana y bebe mucha leche, ya que con esta la reacción no es tan fuerte como con el agua. Para minimizar el sudor utiliza ropa ligera y evita el ejercicio.

De acuerdo con el medio, la extraña condición, que afecta a 1 de cada 230 millones de personas, no es técnicamente una alergia, sino una reacción a algo que ya se encuentra en el cuerpo, a diferencia de las reacciones a algo externo que ocurren con algún alimento específico, por ejemplo.

Esta enfermedad ni siquiera ha podido ser realmente explicada por la comunidad científica, pues se desconoce por qué se genera específicamente esta reacción.

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