El fin de semana que el niño murió, sus padres, Timothy y Sarah Johnson, habían hecho un viaje y lo dejaron al cuidado de su hermano mayor, que los llamó cuando vio que el pequeño se estaba agravando, informa Independent. Seth sufría de pancreatitis aguda y fue diagnosticado con síndrome de alcoholismo fetal cuando era niño.

No podemos entender cómo unos padres dejarían a un niño de 7 años muy enfermo al cuidado de uno de 16 para poder ir a pasear un fin de semana”, dijo el fiscal del condado de Hennepin, Mike Freeman.

Sin embargo, ni siquiera después del urgente llamado la pareja dejó inmediatamente la boda a la que estaba asistiendo. Cuando por fin llegaron a su casa en Minesota (EE. UU.), bañaron al niño, lo llevaron a dormir y rezaron por su salud.

Momentos después, el padre lo encontró inconsciente y cubierto en vómito, por lo que quiso darle una resurección cardiopulmonar mientras su esposa, por fin, llamó al 911. Pero ya era demasiado tarde.

No entendemos cómo los padres no llamaron una ambulancia cuando finalmente regresaron a la casa. […] De los Johnson, por supuesto, se presume su inocencia, pero usaremos todos nuestros recursos para demostrar que son culpables”, agregó el fiscal.

Los Johnson nunca quisieron que Seth tomara ningún medicamento y se limitaron a confiar en sus propias investigaciones, que los llevaron a concluir que el niño sufría de estrés postraumático y lesiones en el cerebro, añade Star Tribune.

En las semanas anteriores a la muerte del pequeño, dijo la pareja, su comportamiento había cambiado: dejó de dormir, le empezaron a salir ampollas en las piernas, tardaba horas para comer y a veces se tiraba por las escaleras, precisa Daily Mail. Mientras eso pasó, los padres tampoco llevaron al niño al médico.

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