Hacia el mediodía ya se habían recuperado tres cadáveres extraídos de entre los escombros. “Hay muchos muertos”, adelantó este jueves Antonio Crocetta, uno de los jefes de los socorristas alpinos que logró acceder.

Los equipos de rescate, que tuvieron mucha dificultad para acceder a la zona por fuertes nevadas y ráfagas de viento, caminaron varias horas para llegar al lujoso hotel Rigopiano, aislado en la montaña, dentro del Parque Nacional del Gran Sasso y que fue golpeado por el alud del miércoles de noche.

Dos personas fueron halladas sanas y salvas, una de ellas en estado de hipotermia, según la agencia italiana Agi. Había una treintena de personas entre clientes y personal en el hotel, situado cerca de Farindola, en Los Abruzos, según el jefe de la protección civil, Fabrizio Curcio.

Imágenes tomadas por socorristas muestran restos de muebles, ventanas y otros objetos destruídos y desperdigados.

“Nadie responde a los llamados”, reconoció uno de los primeros socorristas en llegar. El hotel quedó “destrozado, ya no existe”, agregó un bombero en declaraciones desde el sitio a la AFP.

El edificio de tres pisos, se redujo a uno, cubierto por escombros, árboles caídos y vidrios rotos. La piscina cubierta se congeló tras la ruptura de la marquesina que la cubría.

Giampiero Parete, uno de los sobrevivientes, “llora, llora desesperado, está preocupado por sus hijos de 6 y 8 años y por su esposa Adriana”, contó Quintino Marcella, restaurador y colega profesional de Parete, de 38 años

Parete, que se encuentra hospitalizado en reanimación en Pescara, se encontraba junto con Fabio Salzetta fuera del hotel en el momento del alud de nieve por lo que se refugiaron dentro de un automóvil, que también fue arrastrado por la fuerza de la nieve.

“No sabemos cuántos muertos o desaparecidos hay”, señaló por su parte en su página de Facebook Antonio Di Marco, presidente de la provincia. “Lo que es seguro es que el edificio fue desplazado una decena de metros”.