A sus 90 años, la soberana británica y gobernadora suprema de la Iglesia de Inglaterra ofreció un mensaje cargado de contenido religioso que fue grabado hace unos días en el palacio de Buckingham, su residencia oficial en Londres.

La monarca renunció esta mañana a asistir a la tradicional misa de Navidad junto al resto de la familia real debido a que continúa recuperándose de un fuerte resfriado que la obligó a retrasar un día el inicio de la estancia en su finca de Sandringham (este de Inglaterra), donde suele pasar estas fiestas.

Un portavoz del palacio señaló que Isabel II prefirió quedarse en casa para ayudar a la recuperación, aunque participó en las celebraciones navideñas privadas junto a su familia.

El duque de Edimburgo, esposo de la reina, de 95 años, participó en la liturgia junto con el príncipe Carlos de Inglaterra, hijo de Isabel II, y el príncipe Enrique, nieto de la reina, mientras que los duques de Cambridge, William y Kate, pasaron la jornada junto con la familia Middleton.

En su única alocución pública no consensuada con el Gobierno, la monarca evitó hacer referencias explícitas a la actualidad política del Reino Unido, marcada en 2016 por la decisión de abandonar la Unión Europea (UE).

A menudo saco fuerzas de mis encuentros con gente ordinaria que hace cosas extraordinarias”, declaró Isabel II, que resaltó los méritos de “aquellos héroes en los que nadie repara, cuya discreta dedicación los convierte en personas especiales”.

Al hacer balance del año, destacó las 67 medallas que lograron los deportistas británicos en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y las 147 que sumaron los paralímpicos.

“Muchos de los que ganaron este año recibieron la inspiración de los atletas de generaciones anteriores. Esa inspiración alimentó sus aspiraciones, les permitió descubrir habilidades que apenas eran conscientes de que poseían”, dijo Isabel II.

La soberana, que anunció esta semana que dejará de ejercer de patrona de diversas organizaciones caritativas antes de cumplir 91 años, en abril, puntualizó que “no hace falta salvar vidas o ganar medallas para ser inspirador”.

Destacó el trabajo de aquellos que se dedican a servir a los demás con una cita de Teresa de Calcuta: “No todos podemos hacer grandes cosas, pero podemos hacer pequeñas cosas con un gran amor”.

“Incluso contando con la inspiración de los demás, es comprensible que a veces pensemos que los problemas del mundo son tan enormes que podemos hacer poco para ayudar”, reflexionó la jefa de Estado.

Por nosotros mismos, no podemos poner fin a las guerras ni acabar con la injusticia, pero el impacto acumulado de miles de pequeños actos de bondad puede ser mayor de lo que imaginamos”, sugirió.

Con EFE