Otras manifestaciones están previstas el domingo, en ocasión del 1 de mayo, y el martes, día en que el proyecto empieza a ser debatido en el Parlamento.

Esa violencia es debida a un “puñado de perturbadores”, según el ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, pero es sintomática de la gran tensión que reina en el país, reconoce el propio gobierno.

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“Subestimamos hasta qué punto la sociedad francesa estaba fracturada”, admitió el primer ministro Manuel Valls en una entrevista publicada el viernes en la revista Society. “Creímos, no yo, que la sociedad era menos dura cuando estaba más en tensión”.

Estas manifestaciones no son las primeras que desembocan en enfrentamientos en Francia, pero esta vez fueron particularmente violentos. Setenta y ocho policías resultaron heridos, tres de ellos gravemente, y al menos un manifestante fue también herido de gravedad, y 200 personas fueron detenidas, según las autoridades.

Después de varios años de crisis económica y de desempleo creciente, muchos franceses están exasperados, lo que se refleja en la multiplicación de movimientos sociales y en la progresión de la extrema derecha en las elecciones.

El anuncio en febrero de un proyecto de ley destinado a flexibilizar el código laboral en materia de tiempo de trabajo y de despido cristalizó todos los descontentos.

Para sus detractores, ese proyecto es ante todo un nuevo factor de precariedad para los asalariados, en un país que tiene una tasa de desempleo del 10% y en el que uno de cada cuatro jóvenes carece de trabajo.

Se fue organizando una movilización polimorfa, con peticiones en línea, bloqueo de establecimientos de enseñanza, manifestaciones de trabajadores y de estudiantes y, desde hace un mes, el movimiento Noche en Pie, que reúne cada tarde a cientos de personas en la Plaza de la República de París y en otras plazas de diversas ciudades del país.

AFP

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