El colegio religioso San Antonio de Padua, de Buenos Aires, Argentina, está en ‘el ojo del huracán’ por la actitud de algunas madres de familia, quienes celebraron y se alegraron que de la clase de sus hijos hubieran cambiado a un pequeño con síndrome de Asperger, que es una forma de autismo, reporta La Nación.

“¡Al fin una buenísima noticia! ¡Era hora de que se hicieran valer los derechos del niño para 35 y no para uno sólo!”, fue el mensaje de una de las mamás, citado por El País de España; el diario agregó la segunda pate del mensaje (sic): “Qué bueno para los chicos! Que puedan trabajar y estar tranquilos” “-Un alivio para los nuestros. Ahora esperemos se haga oficial”.

El diario español recoge que las mamás de los estudiantes de ese curso llevaban varios meses presionando a las directivas del colegio para que cambiaran de clase al niño, e incluso habían amenazado con evitar que sus hijos fueran a estudiar si no se tomaban las medidas que ellas exigían.

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Ante el estupor de los familiares del niño segregado, una tía del menor, que al parecer era parte del grupo en Whatsapp o tuvo acceso a él, hizo pantallazos de las conversaciones y los difundió por redes sociales, los cuales adquirieron un carácter viral casi de inmediato.

La tía, de nombre Rosaura Gómez, publicó este texto en Facebook, cuando hizo públicas las conversaciones en chat: “Él tiene síndrome de Asperger, es un dulce. Está en cuarto grado en esta escuela. Les cuento que las mamás de los compañeritos hacían paro (no llevaban a sus hijos supuestamente hasta que no saquen a mi sobrino de esa escuela). Eso no pasó, pero lo cambiaron al otro cuarto. Se supone que es un colegio religioso y esta fue la reacción de las mamás al enterarse… muy triste que hablen así de una criatura y la escuela, la verdad que deja mucho que desear”, escribía Rosaura en Facebook.

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Dice La Nación que el rector hizo un sondeo entre todos los padres para cambiar al niño de entorno y pasarlo al otro curso (cuarto de primaria) y así alejarlo de las presiones de sus compañeros, pero lo que no esperaba era las expresiones de júbilo de las madres de los demás alumnos una vez se tomó la decisión del cambio.

“La escuela franciscana tiene la misión de educar respecto de estas realidades”, dijo el director del plantel, al tiempo que dijo que el pequeño con discapacidad “tiene crisis disruptivas que generan en la clase la alteración del proceso de enseñanza”.

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