Los dos países han sido cercanos aliados desde hace varias décadas. Compartieron campo de batalla no solo en la guerra de Corea, sino también en Vietnam, Afganistán e Irak, y es gracias a la protección de Estados Unidos que Corea del Sur se ha perfilado como una potencia económica.

Sin embargo, la buena amistad mantenida y cuidada parece llegar a su primera crisis, en parte debido al papel crítico de Donald Trump con el gobierno del país asiático y su postura sobre la manera de tratar el problema nuclear de Corea del Norte, informa The New York Times.

En los últimos días ha habido 4 gestos de Trump que, pese a que han sido recibidos con aparente calma por los surcoreanos, se ve que empiezan a hacer mella. El primero fue el jueves pasado, cuando Trump escribió en su cuenta de Twitter que “negociar no es la respuesta”, contradiciendo la postura de su homólogo en Corea del Sur, Moon Jae-in.

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El segundo fue la amenaza del presidente Trump de retirar a su país de un acuerdo económico con Corea del Sur, que entró en vigencia hace 5 años, porque, según el mandatario republicano, tiene “injustas” medidas proteccionistas. El tercer gesto llegó cuando Trump criticó al gobierno surcoreano por ser “apaciguadores” con Corea del Norte.

El último tiene que ver con el nuevo ‘mejor amigo’ de Trump en Asia: Japón. Fue con el primer ministro de ese país, Shinzo Abe, y no con Moon con quien habló Trump luego del ensayo nuclear de Corea del Norte el domingo. Con el surcoreano habló el lunes, mientras que al japonés ya lo había llamado dos veces, indica NBC.

Aunque Moon ha respaldado todas las sanciones económicas impuestas a Corea del Norte (pese a que cree que no funcionan), y de que abrió la puerta al traslado de arsenal estadounidense a la península coreana, el presidente surcoreano ha insistido en la vía diplomática para solucionar la tensión con el régimen de Kim Jong-un. Para eso, ha argumentado que su país ya vivió una devastadora guerra, que claramente no quiere repetir.

Pero más allá de los roces entre ambos mandatarios, ha quedado claro que Trump y Moon son dos líderes que buscan cosas completamente distintas a través de métodos y estilos muy opuestos. Eso ha hecho que la vieja relación entre los dos países se desgaste y, de paso, podría verse como un pequeño triunfo de Kim Jong-un, a quien nadie sabe todavía cómo tratar.

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