La van a pagar, yo se los juro. Los responsables de la guerra del pan la van a pagar y después no vayan a decir que es una persecución política”,

advirtió Maduro en su programa de televisión semanal.

El gobernante socialista y su vicepresidente, Tareck El Aissami, anunciaron que habrá detenciones y que las panaderías que incurran en ilícitos serán expropiadas y cedidas a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), unos grupos comunales que distribuyen alimentos a precios subsidiados en zonas populares.

Panadería que incumpla, será ocupada por el gobierno y la vamos a entregar a los CLAP para que las pongan a producir”,

afirmó el vicepresidente en el mismo espacio televisivo.

Maduro enfatizó que, a los “especuladores que le esconden el pan al pueblo”, les debe caer “todo el peso de la ley, porque están metiéndose con lo más sagrado. Hasta nuestro señor Jesucristo metió al pan en el Padre Nuestro”, dijo.

El gremio de panaderos asegura que la falta de harina de trigo impide cubrir la demanda, por lo que largas filas se ven a diario a las puertas de las panaderías en las principales ciudades del país.

Es un síntoma más de la aguda escasez de alimentos y medicinas que azota a los venezolanos, combinada con una inflación que el FMI proyecta en 1.660% para este año.

El pasado miércoles, la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro) alertó que la industria agroalimentaria venezolana opera a un tercio de su capacidad por falta de materia prima.

“Nuestra capacidad productiva cubrirá 33% de la demanda del país, apenas cuatro meses de consumo”, advirtió su presidente, Antonio Pestana.

Pero el gobierno anunció que, además de las fiscalizaciones, abrió un centenar de establecimientos para la venta de pan en Caracas en el arranque de un programa que extenderá a otras ciudades.

La crisis económica de Venezuela se agravó en 2014 con la caída de los precios del petróleo, fuente de 96% de las divisas en este país dependiente de las importaciones.

Con AFP

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