Pero tras la decisión de Vladimir Putin de retirar parte de su contingente militar emergen varios interrogantes.

¿Simple retirada o repliegue táctico? ¿Ha disminuido el apoyo de Moscú al presidente sirio Bashar Al Asad?

¿Por qué una retirada ahora?

Putin lo dijo desde el principio: la intervención de aviones de combate estaría limitada en el tiempo. Más de cinco meses después del inicio de los bombardeos, la situación militar en Siria ha cambiado y el ejército de ese país, en gran dificultad hasta mediados de 2015, ha recuperado la iniciativa.

Para Moscú ha llegado la hora de la “política”, de las negociaciones. Y la nueva situación militar, con la nueva relación de fuerzas, debe traducirse en la mesa de negociaciones abierta esta semana en Ginebra.

Además, como lo resume Fiodor Lukianov, redactor jefe de la revista “Rusia en la política global”, el mensaje dirigido por Moscú al régimen sirio es claro: “No vamos a hacer todo el trabajo por ustedes”.

“Putin ha cumplido sus objetivos: consolidación y control de la Siria útil”, es decir las zonas habitadas del centro y del oeste, opina Karim Emile Bitar, especialista de Medio Oriente en el Instituto de relaciones internacionales y estratégicas (IRIS) de Paris.

Último punto, el dinero. Según estimaciones del diario ruso RBK, la campaña militar ha costado al menos 2,5 millones de dólares por día. Suma importante para un país en recesión, y con graves problemas debido a la caída de los precios del petróleo.

¿Retirada o repliegue táctico?

Putin anunció la retirada de la mayor parte del contingente militar, pero dijo que se mantendrá un “centro de logística aéreo” en la base militar de Hmeimim, en el sudoeste de Siria. En realidad, el Kremlin –que nunca anunció oficialmente cuántos hombres o aviones había desplegado– no dice tampoco cuántos vuelven.

 

El presidente de la comisión de Defensa del Senado ruso evaluó por su lado en más de 800 el número de militares que seguirán desplegados en Siria. Y el ejército ruso mantendrá además en este país sus modernos sistemas antiaéreos S-400.

Es decir, en lugar de retirada, más vale hablar de reducción de la presencia militar.

Para Alexei Malashenko, experto en el centro Carnegie en Moscú, el Kremlin no tiene las manos atadas. “La decisión de retirada de las tropas, que parecía inesperada en un primer momento, no pudo ser tomada sin concertación con Estados Unidos, y es producto de un difícil compromiso. Pero si no funciona, nada impide a Moscú volver a enviar sus fuerzas aéreas a Siria”.

¿Presión para Bashar Al Asad?

Los observadores estudian ahora cualquier síntoma de debilitamiento del apoyo ruso al presidente sirio Bashar al Asad.

“No creo que los rusos estén abandonando a Asad” dice Karim Emile Bitar. “Decir eso es tomar los deseos por la realidad” añade.

Varios expertos destacan no obstante que el presidente sirio ha podido irritar a Rusia, que intenta acentuar la presión sobre Asad ante la perspectiva de las negociaciones de paz de Ginebra.

“El tema de la permanencia o la salida del poder de Asad es el punto que bloquea las negociaciones de Ginebra” recuerda Sarah Lain, del Royal United Services Institute (RUSI) en Londres.

“Creo que la retirada rusa tiene como objetivo acelerar las negociaciones sobre la transición política” en Siria, concluye

 

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