La conocida tradición practicada dentro de esta mafia japonesa se conoce como ‘yubitsume’ y se practica cuando algún miembro comete una falta, como no pagar una deuda, hacer mal manejo del dinero u ofender al jefe. El transgresor debe cortarse la punta del meñique izquierdo y entregarla a su jefe. Si reincide, debe cortar otra parte o en un caso extremo continuar con la mano derecha.

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De acuerdo con The Guardian, Fukushima lleva 20 años dedicada a reconstruir meñiques para quienes han dejado la mafia y no desean cargar con la carga simbólica que representa haberse practicado el ‘yubitsume’.

“Esto no era algo que planeaba hacer a largo plazo y estuve a punto de buscar otro trabajo cuando alguien me dijo que era la única persona en Japón haciendo este tipo de labor”, señala Fukushima, quien tiene su taller en el centro de la ciudad de Osaka.

Luego de que decidió continuar con su trabajo, su novio le terminó y su familia la criticó por ayudar a rehabilitar criminales. Sin embargo, el Gobierno ha reconocido su trabajo por ayudar a los yakuza a reintegrarse en la sociedad, otorgándole 2 premios.

Los meñiques diseñados por Fukushima pueden costar hasta 2.160 dólares, pero solo los hace si existen pruebas de que el mafioso ha dejado de pertenecer a los yakuza. Un grupo de policías la contacta con algunos clientes y la protegen de los clientes que la amenazan si no están contentos con el resultado.

De acuerdo con el diario Japan Times, Fukushima puede obtener más de 1.800 tonos de piel, mezclando cuatro colores para lograr que la prótesis, hecha en silicona, sea lo más real posible. La imitación también lleva huellas dactilares y uñas, y es difícil darse cuenta de que es falsa a primera vista.

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