Mateo, Franco, Mauricio y Leandro son las cabezas de este emprendimiento, el cual, según el diario The Guardian, ya completa 128 eventos desde su creación, en julio de 2016.

Los jóvenes, todos ellos con síndrome de Down, se conocieron en el colegio y, al ver las pocas oportunidades laborales que tenían en su país, decidieron juntarse y crear su propia empresa, en la que ya trabajan 24 personas.

Leandro López, actual coordinador del grupo, fue una de las personas que creyó en ellos, por lo que convenció a sus padres de llevar a cabo este proyecto.

“Los chicos estaban yendo a un colegio especial donde los forman en distintos oficios supuestamente con salida laboral. Pero luego queda todo ahí”, aseguró a La Vanguardia y continuó: “Hoy no solo es una realidad, sino que es algo único. En el taller tenemos chicos que no sabían hacerse ni un sandwich para merendar, cruzar la calle o hacer los quehaceres domésticos”.

Los comentarios en su página de Facebook halagan la labor de estos jóvenes y, hasta el momento, no ha habido queja alguna de su servicio. Y, aunque, “hay muchos que los felicitan por superarse”, asegura López, “ellos lo que más disfrutan es cuando les dicen que la comida estaba riquísima”.

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