La niña sufrió quemaduras severas que pusieron su vida en riesgo en el 13 % del cuerpo. Naturalmente, le quedaron cicatrices permanentes. El hombre también le echó gasolina a su otra hija, de 7 años, pero a ella no logró prenderle fuego, informa Mirror.

Una policía que estaba fuera de servicio y que vivía en la casa vecina, oyó los gritos de las niñas y corrió para ayudarlas. Usó una cobija para extinguir las llamas que cubrían a la menor.

En la corte, Herbert admitió que sí intentó matar a sus hijas, pero no aceptó los cinco cargos que se le presentaron con el argumento de que estaba fuera de sus cabales cuando lo hizo, añade NZ Herald. Según le dijo a la Corte Suprema de Australia Occidental, pasó todo el día fumando marihuana e ingiriendo alcohol.

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El hombre también intimidó a su esposa con un cuchillo y la amenazó con que iba a hacer volar la casa. La corte escuchó que el agresor trató de mantener la calma, pero después le dijo a la mujer que “el hombre lobo” estaba viniendo, y momentos antes de la medianoche dijo “Así es, perra, te voy a matar”, agrega ABC.net.

En ese momento ocurrió el ataque. Según otro vecino, Daniel McMillan, que también fue a auxiliar a las niñas, cuando llegó, encontró a Herbert mientras caminaba en la cocina y se tomaba una cerveza. McMillan le preguntó qué había hecho, y él respondió que le había prendido fuego a la niña porque era “muy bonita”.

De acuerdo con el vecino, Herbert empezó a lanzarle botellas y se le abalanzó con un cuchillo, pero él logró desarmarlo y reducirlo al golpearle la cabeza con un extintor.

El pleito judicial aún está en pie.

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