“Lo que está en juego no es apenas mi mandato, lo que está en juego es el respeto a las urnas, a la voluntad soberana del pueblo brasileño y la Constitución”, dijo Rousseff, quien insistió en que lo que buscaba el juicio en su contra es “zambullir al país en un estado de inestabilidad política”.

“Lo que está en juego son las conquistas de los últimos 13 años, las ganancias de las personas más pobres y la clase media”, añadió en referencia a los programas sociales impulsados por su izquierdista Partido de los Trabajadores, que gobernó Brasil desde 2003.

Rousseff, quien será reemplazada por el vicepresidente Michel Temer durante los próximos 180 días, insistió en que es inocente de lo que se le acusa “No cometí ningún crimen de responsabilidad, jamás recibí sobornos”, y añadió que el ‘impeachment’ “no hay noticia más devastadora que condenar a un inocente”.

Rousseff es acusada de “crimen de responsabilidad” por encubrir déficit presupuestarios y engrosar las arcas con préstamos de bancos estatales durante su campaña a la reelección de 2014.

La mandataria asegura no obstante que es víctima de un “golpe moderno” liderado por el “traidor” Temer y el expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, suspendido por la Corte Suprema por obstruir investigaciones de corrupción en su contra. Ambos pertenecen al partido de centro derecha PMDB.

“Tengo orgullo de ser la primer mujer electa presidenta en Brasil” dijo ante sus ministros y colaboradores, y aseguró nuevamente que luchará “con todos los elementos legales” posibles para ejercer su mandato hasta el 31 de diciembre de 2018.

Rousseff llamó a los brasileños a movilizarse contra lo que consideró un golpe en su contra, en su primer discurso tras ser suspendida por el Senado para ser sometida a un juicio político.

“La población sabrá decir no al golpe (….) A los brasileños que se oponen al golpe, sean del partido que sean, les hago un llamado, manténganse movilizados, unidos y en paz”, sostuvo.

La exguerrillera de 68 años, que fue torturada y encarcelada durante la dictadura militar, confesó que sufre “una vez más el dolor abominable de la injusticia”.

“Lo que me duele más en este momento es percibir que soy víctima de una farsa política y jurídica”, aseveró.

 

“El mayor riesgo para el país es ser dirigido por un gobierno sin voto (…) que no tendrá legitimidad para implementar soluciones para los desafíos de Brasil”, aseveró tras recordar que fue electa con 54 millones de votos para gobernar hasta fines de 2018.

con AFP

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