La operación militar del 2 de mayo de 2011 estuvo a cargo de un comando de operaciones especiales estadounidense, del que hacía parte O’Neill, conformado en total por 23 Navy Seal y un intérprete. Ellos asaltaron furtivamente el refugio de Bin Laden en Abottabad, a las afueras de Islamabad (Pakistán).

Ese día, si bien el numeroso equipo tomó parte en el asalto, solo O’Neill y otros cinco Navy Seal accedieron al complejo donde estaba alojado Bin Laden. Llegaron al tercer piso, en el que descubrieron al cabecilla máximo de Al Qaeda refugiado junto a una de sus mujeres.

“En ese segundo, le disparé, dos veces en la frente. ¡Bap! ¡Bap! La segunda vez cuando se caía. Se encogió enfrente de su cama y le disparé de nuevo”, recordó O’Neill en una vívida descripción.

Ellos mataron también a dos guardaespaldas del terrorista, la mujer de uno de ellos y uno de los hijos del líder de Al Qaeda.

Sin embargo, no queda documento visual de lo ocurrido, ya que en 2014 un tribunal de Washington apoyó la decisión del gobierno de no dar a conocer las fotos en las que se ve el cadáver de Bin Laden por ser “bastante gráficas y macabras”.

Los disparos de O’Neill pusieron fin a la persecución del terrorista más buscado por Estados Unidos, que duró más de una década, y marcó el principio del fin de Al Qaeda.

Después de ser enterado de la operación militar, en una comparecencia televisada, el presidente Barack Obama anunció a la nación y al mundo la muerte del líder de Al Qaeda, en lo que probablemente fue su decisión más compleja en política exterior.

“Buenas noches. Esta noche, puedo informar al pueblo estadounidense y al mundo que Estados Unidos ha llevado a cabo una operación en la que se mató a Osama bin Laden, el líder de Al Qaeda, y terrorista responsable de la muerte de miles hombres, mujeres y niños inocentes”, afirmó entonces Obama.

Obama aseguró este domingo en unos extractos de una entrevista con CNN, que será retransmitida este lunes, que “en ese momento, [Bin Laden] entendió que el pueblo estadounidense no había olvidado que cerca de 3.000 personas fueron asesinadas” en referencia a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Washington y Pensilvania”.

Posteriormente, el cadáver del jefe de Al Qaeda fue lanzado al mar de Arabia en mayo de 2011. Pero pese al éxito de la operación, y al descabezamiento de Al Qaeda, la preocupación terrorista no ha disminuido en Estados Unidos y cuenta con un nuevo objetivo, el Estado Islámico (EI), y su líder Abu Bakr al-Baghdadi.

Los protagonistas

Aparte de Robert O’Neill, protagonista de primerísima línea en la muerte de Bin Laden, hay otros que se destacan cinco años después:

Barack Obama, vencedor absoluto

Uno de los eslóganes oficiales de la campaña electoral de Barack Obama para ser reelegido en 2012 resumía así su primer mandato: “Osama Bin Laden está muerto y General Motors está vivo”.

Fue reelegido tras haber conseguido que la economía de Estados Unidos se recuperara, retiró las tropas de Irak y, con el asalto de Abbottabad, asestó uno de los mayores golpes a Al Qaida.

Obama vive ahora sus últimos meses en la Casa Blanca. La amenaza que representaba entonces Al Qaida se ha visto substituida por el cada vez más poderoso grupo Estado Islámico. Los conflictos en Siria, Irak, Libia y Yemen se están perennizando.

Las fuerzas estadounidenses siguen muy implicadas en Afganistán, donde se están llevando a cabo acciones para negociar un acuerdo de paz con los talibanes. Una de las promesas más importantes de Obama, cerrar la cárcel de Guantánamo, sigue siendo una incógnita.

Sohaib Athar, el hombre que tuiteó en directo el asalto de Estados Unidos

Este informático paquistaní, de 39 años, se hizo famoso por avisar al mundo, vía Twitter, de que algo extraño estaba ocurriendo esa noche en su tranquila ciudad de Abbottabad.

En aquel momento, Athar regentaba un pequeño café y se encontraba trabajando con su ordenador por la noche cuando oyó un ruido insólito.

“Helicóptero sobrevuela Abbottabad a la una de la mañana (muy raro)”, escribió en un tuit que ha pasado a la historia por ser el primero en hablar del asalto. Intrigado, Athar siguió elucubrando con otros internautas sobre lo que podía estar sucediendo hasta que finalmente se fue a dormir.

Tras este episodio, recibió una avalancha de demandas para ser entrevistado por los medios occidentales. También fue interrogado por los servicios secretos paquistaníes.

“Me pidieron ‘¿Qué es Twitter?’ Querían que les explicase qué era”, recuerda, divertido, en una entrevista reciente a la AFP.

Los días siguientes al ataque, Sohaib Athar vio cómo los seguidores de su cuenta Twitter se multiplicaban y llegaban a ser más de 100.000.

Hoy Athar, que vive en otro lugar, ha pasado página de aquel episodio. “Dejé de pensar (en ese acontecimiento). Para mí sólo fue una peripecia. La vida continua”, explica.

Las fuerzas especiales estadounidenses, los Navy Seals

En noviembre de 2014, un exmiembro de los Navy Seals, Robert O’Neill, admitió públicamente haber abatido a Osama Bin Laden con tres disparos.

Estas declaraciones causaron revuelo en el seno del comando de élite de la marina ya que sus miembros están obligados a guardar en secreto los datos sobre sus misiones.

O’Neill había afirmado que difundió su versión de los hechos para ayudar a las familias de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Desde entonces, trabaja como experto en seguridad, sobre todo para la cadena Fox News, y ha creado un fondo de ayuda a los veteranos de los servicios especiales.

“Aunque nos pidieron lo que mucha gente creía imposible, conseguimos crear un espíritu de equipo y alcanzar nuestro objetivo”, se puede leer en su página web en relación al asalto de Abbottabad.

Sin noticias de las esposas de Bin Laden

Osama bin Laden tuvo cinco esposas pero, cuando se escondió en Pakistán, en primavera de 2002, estaba acompañado por la yemení Amal, la más joven y favorita, y por dos mujeres sauditas.

Amal y él se encontraban en la habitación de la residencia de Abbottabad cuando empezó el asalto. Un poco después de medianoche, se despertaron por un ruido “parecido a una tormenta”, según un informé paquistaní publicado en la prensa.

Viendo a un soldado estadounidense irrumpir en la habitación y apuntar con un arma a Bin Laden, Amal se abalanzó contra él y resultó herida.

Tras el asalto, las tres viudas fueron entregadas a las autoridades paquistaníes y permanecieron un año en residencia vigilada en Islamabad antes de ser expulsadas a Arabia Saudita. Desde entonces no se tiene ninguna noticia de ellas.

Ayman al Zawahiri, el sucesor del califa

El que fuera durante mucho tiempo número dos de Al Qaida pasó a dirigir la organización tras la desaparición repentina de Bin Laden. Su reinado está marcado por una caída en picado de la organización, justo lo contrario de la trayectoria meteórica del grupo rival Estado Islámico, que controla grandes zonas de Irak y Siria y multiplica sus ataques.

Una de las últimas apariciones públicas de Zawahiri remonta a julio de 2015.

Según los expertos, vive escondido en la zona fronteriza entre Pakistán y Afganistán. Es difícil evaluar la importancia de su influencia en el seno de la organización.

“Se esconde y quiere evitar una captura”, estima el autor y analista paquistaní Ahmed Rashid, destacando que el grupo perdió su influencia en el subcontinente. “Al Qaida está más activo en Arabia Saudita, en Siria y en Irak”, en particular a través de su filial Al Nosra, según él.

Pero para William McCants, experto en yihadismo en la Brookings Institution en Washington, la discreción de Zawahiri no quiere decir que haya perdido el control de la organización.

“Pensábamos que la contribución de Bin Laden a las filiales (de Al Qaida) era muy poca, hasta que descubrimos una gran cantidad de documentos en Abbottabad”, explica.

 

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