“La sugerencia de que participé de cualquier colusión, que no me di cuenta (…) es una mentira espantosa y detestable”, dijo el funcionario durante una audiencia ante la comisión de inteligencia en el Senado.

“He tenido el honor de servir a este país durante 35 años, y (sugerir) que he tratado de socavar la integridad de nuestro proceso democrático es una mentira”, apuntó.

Sessions es el funcionario de más alto nivel en prestar declaraciones ante esta comisión a raíz de la controversia sobre la eventual colusión de la campaña de Donald Trump con Rusia en las elecciones presidenciales del año pasado.

Esta audiencia tiene lugar escasos días después del explosivo testimonio que el director del FBI James Comey ofreció ante la misma comisión y que generó un terremoto político en la capital estadounidense.

“No lo recuerdo”

Con relación a un encuentro sostenido con el embajador ruso en Washington durante una ceremonia en un hotel de la capital estadounidense, Sessions insistió afirmando: “No lo recuerdo”.

Presionado por diversos senadores, Sessions alegó que “posiblemente me crucé” con el embajador ruso, “pero no tengo memoria de una conversación con él”.

De igual forma, dijo no recordar si otros altos responsables de la campaña electoral de Trump mantuvieron contactos con altos funcionarios rusos durante la campaña.

En otra parte de la audiencia, los senadores interrogaron a Sessions sobre su papel en el despido de Comey del cargo de Director del FBI.

La semana pasada Comey cuestionó duramente el papel de Sessions.

Si el fiscal general se había declarado impedido de participar de la investigación sobre Rusia, ¿por qué estuvo involucrado en el despido del director del FBI, si, como lo admitió el propio Trump, ese despido estaba relacionado precisamente con la cuestión rusa?, cuestionó Comey.

El artículo continúa abajo

En este sentido, Sessions dijo que no podía revelar el contenido de las conversaciones del presidente.

La Comisión de Inteligencia del Senado conduce una de las varias investigaciones en marcha en el país sobre el supuesto papel desempeñado por Rusia durante las presidenciales en las que resultó victorioso Trump.

Sessions ya se declaró impedido de participar de cualquier forma en una investigación sobre el mismo asunto que realiza el Departamento de Justicia, para la cual se designó a un fiscal especial independiente, Robert Mueller.

Controversia que no se disipa

La interminable controversia que se instaló como una sombra negra sobre la Casa Blanca había surgido ya durante la campaña con el pirateo informático al Comité Nacional del Partido Demócrata.

Más tarde, miles de correos electrónicos del comité de campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton fueron publicados en el sitio web WikiLeaks.

A fines de 2016, diversos órganos de inteligencia estadounidenses afirmaron -con diverso grado de certeza- que Rusia estaba detrás de esas operaciones para ayudar a Trump a ganar.

Ese escándalo se vio apoyado en diversos contactos que personas ligadas a la campaña de Trump mantuvieron con altos funcionarios rusos, alimentando las sospechas.

Como director del FBI, Comey conducía una investigación que centró su atención en el general Michael Flynn, quien fue nombrado asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

Flynn había mantenido conversaciones con un alto diplomático ruso ya antes de asumir su cargo, y posteriormente ocultó a sus superiores esos contactos.

En mayo, Trump despidió a Comey alegando que la investigación sobre Rusia era una “nube” que el FBI era incapaz de disipar.

Sin embargo, ante el Senado, Comey aseguró que Trump le pidió que dejara tranquilo a Flynn, un gesto que de acuerdo con la legislación estadounidense puede ser visto como un intento de obstruir la justicia.

Este escenario caótico motivó el nombramiento de Mueller como fiscal especial para investigar el caso.

Con AFP y EFE

LO ÚLTIMO