Zaha Hadid, una de las más conocidas figuras de la arquitectura mundial, murió este jueves a los 65 años de una crisis cardiaca en un hospital de Miami, donde se recuperaba de una bronquitis.

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Hadid fue la primera mujer arquitecta en ganar el premio Pritzker (2004), considerado el Nobel de arquitectura, y entre sus obras, de formas orgánicas y sinuosas, destacan el Centro Acuático de Londres y la Ópera de la ciudad china de Guangzhou.

Este año también ganó la Medalla de Oro real de arquitectura en el Reino Unido, galardón que han obtenido Jean Nouvel, Frank Gehry y Oscar Niemeyer.

La arquitecta angloiraquí obtuvo encargos en todo el mundo. Diseñó un trampolín de salto de esquí en Innsbruck (Austria), un museo nacional de las artes en Roma (MAXXI) y el rascacielos del tercer grupo de transporte marítimo mundial, CMA-CGM en Marsella (Francia).

También edificó el Museo Guggenheim de Taichung (Taiwán), siempre buscando la ingravidez de volúmenes de líneas oblicuas, de curvas retorcidas, sin fin.

A mediados de la década pasada confió, en una entrevista con la AFP, que “no es el racismo sino el hecho de ser mujer en Gran Bretaña lo que dificulta” hacer carrera como arquitecta.

“He triunfado, es cierto, pero no fue fácil ni un camino de rosas. Al principio trabajaba sin descanso, día y noche” explicó en 2002 a la revista Correo del Arquitecto.

El ministro británico de Cultura, Ed Vaizey, se declaró “estupefacto” por la inesperada muerte de Hadid, de quien elogió “su enorme contribución a la arquitectura moderna”.

Para Richard Rogers, uno de los arquitectos del Centro Pompidou de París, “entre los arquitectos que surgieron en las últimas décadas, nadie tuvo tanto impacto como ella”.

Zaha Hadid nació en Irak en 1950. Recibió una educación liberal, y primero eligió estudiar matemáticas. Obtuvo su licenciatura en la Universidad estadounidense de Beirut, y luego optó por la arquitectura.

Diplomada de la Asociación de Arquitectura de Londres en 1977, decide quedarse en la capital británica para iniciar su carrera, con la apertura de su estudio dos años después.

Su éxito solo se vio empañado el año pasado en Japón. Los organizadores de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 la escogieron para supervisar la construcción del estadio olímpico, pero su proyecto fue desechado finalmente, por considerarlo demasiado caro.

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