Desde que la mujer abordó el bus de la ruta M41, causó conflicto, según el relato de Lena Rohrbach, una empleada de la organización Amistía Internacional, publicado por la edición alemana del Huffington Post.

“La mujer llegó y se acercó a una muchacha que iba sentada y tenía una bufanda, le preguntó hasta dónde iba y luego le pidió que se levantara. Aparentemente quería sentarse porque iba más lejos”.

Poco después, un hombre negro subió al bus y se dirigió a la única silla disponible, junto a la pasajera de la discordia, y le pidió perimso para sentarse. La respuesta de la mujer fue negativa.

Cuando él preguntó la razón, ella alzo la voz y respondió agresivamente:

“Cuando veo a gente como usted, me dan escalofríos”.

El viajero no respondió. Rohrback, que estaba justo detrás, le ofreció su puesto “por razones simbólicas”, pero él no aceptó la oferta.

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“Entonces el conductor vino y advirtió a la mujer: o dejaba sentar al hombre junto a ella, o debía bajar del autobús“, agrega Rohrback. “Ella se bajó”.

‘Berliner Verkehrsbetriebe (BGV)’,  la empresa responsable de la ruta, no ha logrado identificar al conductor, pero dijo a Deutsche Welle que su actitud fue correcta.

“El coraje civil fue ejemplar”, destacó Sigrid Evelyn Nikutta, presidenta del Consejo de Administración y Operaciones de BGV.

“No importa de dónde vengas, cómo luzcas, ni cómo ames, ni lo que creas (o que no creas), aquí eres bienvenido”, recordó la compañía.