El joven de 22 años de edad, originario de Cincinnati, pasó más de un año en prisión luego de ser detenido por robar un cartel político de un hotel en Pyongyang.

“Otto está en condición estable pero ha sufrido una grave lesión neurológica”, afirmó Kelly Martin, la portavoz del centro médico de la Universidad de Cincinnati en rueda de prensa conjunta con Fred Warmbier, el padre del estudiante.

“No hay excusa” para la forma en que Pyongyang trató a Otto y a otros detenidos. “Reclamo que liberen a los otros presos estadounidenses”, dijo a su vez el padre.

“Estoy muy orgulloso de mi hijo, que en los últimos 18 meses se encontró con un régimen paria, que lo maltrató y lo brutalizó y que ahora volvió y está con su familia”, agregó Fred Warmbier, vestido con la chaqueta que usaba el estudiante durante su espectacular y mediatizada confesión en Pyongyang.

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El joven fue arrestado en enero de 2016 mientras se hallaba en Corea del Norte en el marco de un viaje organizado para el Año Nuevo.

Fue condenado a 15 años de trabajos forzados tras haber confesado el robo de un cartel político en el hotel de Pyongyang donde se hospedaba.

Según el diario The Washington Post, Otto Warmbier contrajo una forma de botulismo (una intoxicación producida por enlatados) poco después del proceso al que fue sometido, en marzo de 2016, y le administraron un somnífero que lo sumió en el coma.

Otto fue tratado como “un criminal de guerra”, denunció Fred Warmbier. “Fue tomado como rehén en el aeropuerto cuando intentaba abandonar el país”, agregó.

La madre del estudiante, Cindy Warmbier, no asistió a la conferencia de prensa.

“Está ahora al lado de Otto, como lo ha estado desde que él volvió a Ohio”, estado del norte de Estados Unidos, explicó el padre.

Fred Warmbier saludó la mediación ejercida por el gobierno de Donald Trump para permitir la repatriación de su hijo, y dejó entender que la administración de Barack Obama no había demostrado una actitud similar.

AFP