En el bombardeo cayó Abu Mehdi Al Muhandis, número dos de Hashd Al Shaabi, una coalición de paramilitares proiraníes integrada al Estado.
Junto a él resultó muerto el general iraní Qasem Soleimani, jefe de la Fuerza Quds, reconocido como máximo comandante militar de su país.
Sin embargo, Abdel Mahdi se refirió puntualmente al primero, afirmando que el “asesinato de un comandante militar iraquí que ocupaba un puesto oficial es una agresión contra Irak, su Estado, su gobierno y su pueblo”.
Las declaraciones del primer ministro aumentan la tensión que de por sí ya se encuentra en su punto más alto en mucho tiempo entre Estados Unidos e Irán, país que ya advirtió que buscará “venganza” por lo sucedido.
A raíz de esto, la embajada de Estados Unidos en la capital iraquí, la cual fue asaltada el 31 de diciembre por una turba proiraní, instó el viernes a sus ciudadanos a irse de Irak “inmediatamente”.
La cancillería instó a los estadounidenses en Irak a irse en avión, pero “mientras sea posible”, ya que el bombardeo tuvo lugar en el aeropuerto de Bagdad, o “hacia otros países por vía terrestre”.
No obstate, los principales pasos fronterizos de Irak llevan a Irán y a una Siria que también está en guerra, aunque también hay otros pasos hacia Arabia Saudita y Turquía.
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