Decenas de miles de fuerzas iraquíes, apoyadas por una coalición internacional de 60 países, tratan de recuperar Mosul, la segunda ciudad del país convertida en el último gran bastión del EI en Irak.

El “califato” que autoproclamó en junio de 2014 el jefe supremo del EI, Abu Bakr al Baghdadi, a caballo entre Irak y Siria, se ha reducido desde entonces de forma progresiva, y la pérdida de Mosul podría suponer el principio del fin del control de territorios en Irak por parte del EI.

Sin territorios fijos, y sin población que administrar, el grupo yihadista –el más ambicioso y violento en la historia moderna del ‘yihad’– podría regresar a sus estrategias insurgentes anteriores a la autoproclamación del califato.

“Yo creo que eso es lo que puede ocurrir si el EI sigue perdiendo territorios: un retorno al terrorismo tradicional y a las tácticas de insurgencia”, afirma David Witty, analista y excoronel de las fuerzas especiales estadounidenses.

El EI ha replicado a las ofensivas militares contra sus bastiones en Siria e Irak abriendo nuevos frentes, para mantener así la iniciativa y alejar la atención mediática de sus reveses militares,

El asalto “inghimasi” en Kirkuk –un término para describir a francotiradores o kamikazes que portan chalecos con explosivos y esperan morir al término de su ataque– sembró este viernes el caos en esta ciudad, controlada por los kurdos.

Impacto en Mosul

El ataque puede además obligar a las fuerzas kurdas –esenciales en la ofensiva contra Mosul, que ya cumplió seis días– en revisar su estrategia.

El primer ministro iraquí Haider al Abadi anunció el viernes por la noche el envío de refuerzos a Kirkuk, donde 46 miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes murieron en enfrentamientos con los yihadistas.

Patrick Martin, analista de Irak del Institute for the Study of War, afirma que los peshmergas kurdos podrían sacar a algunos de sus combatientes del escenario en torno a Mosul.

“La Unión Patriótica de Kurdistán tiene ante todo la prioritaria responsabilidad de defender Kirkuk, y le preocupa mantener a largo plazo el control de esta ciudad y de sus campos petroleros” de los alrededores, asegura.

Uno de los asaltantes capturados por las fuerzas de seguridad kurdas aseguró que el asalto contra Kirkuk fue planificado por el jefe del EI Al Baghdadi, como una maniobra de distracción a la ofensiva iraquí contra Mosul.

El ataque del viernes demuestra que “el califato del EI continúa extendiéndose, y para reducir la presión en el frente de Mosul”, declaró este joven iraquí detenido en Kirkuk.

“El EI pelea para mantener su territorio, pero en los últimos meses ha tendido mantenerse en la retaguardia” matiza el coronel John Dorrian, portavoz estadounidense de la coalición que ayuda a las fuerzas iraquíes en su guerra contra los yihadistas.

Dorrian añade que el grupo ha perdido a muchos de sus líderes en los últimos meses y también muchas de sus fuentes de ingresos. Pero augura que el EI luchará encarnizadamente para mantener el control de Mosul.

Pero según Witty con el tiempo el EI “incrementará sus ataques terroristas y retornará a tácticas de pura insurgencia o de terrorismo en Irak. De alguna manera, será aún más difícil combatir” al grupo yihadista, afirma.

“Cuando abiertamente (los yihadistas) controlan ciudades y territorios es mucho más fácil para la coalición y para las fuerzas iraquíes combatirlos que cuando funcionan como elementos insurgentes”, explica.

AFP

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