Si bien Macron, de 39 años, es relativamente novato en la política y nunca ha ocupado cargos de elección popular, nuevas encuestas de opinión el domingo mostraban que ganaría fácilmente el balotaje contra Le Pen, de 48 años, además de que varios líderes políticos influyentes dijeron este lunes que se adherirán a Macron.

El resultado del domingo es una gran derrota para la centroderecha y la centroizquierda, que han dominado la política francesa durante 60 años, pero también reduce la perspectiva de un quiebre dramático con la situación política actual, como lo fue el referendo de Gran Bretaña de junio para abandonar la Unión Europea y la elección de Donald Trump en Estados Unidos.

“En un año hemos cambiado el rostro de la política francesa”, dijo Macron a los partidarios de su incipiente movimiento “En Marche!” (En marcha).

Los candidatos conservadores y socialistas rivales instaron a sus partidarios a poner sus energías en apoyar a Macron y frenar cualquier posibilidad de una victoria en segunda ronda de Le Pen, cuyas políticas contra la inmigración y antieuropeas dicen que supondrían un desastre para Francia.

Los inversores respiraban aliviados por lo que consideraban como uno de los mejores de muchos resultados posibles.

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En una elección muy reñida, Macron, un exbanquero y exministro de Economía, cosechaba el 23,54 por ciento de los votos contra el 22,33 por ciento de Le Pen, de acuerdo a las cifras parciales divulgadas por el Ministerio del Interior y con el grueso del recuento de sufragios ya terminado.

Segundos después de las primeras proyecciones, los simpatizantes de Macron se reunieron en un centro de conferencias de París y entonaron el himno nacional, la Marsellesa. Muchos eran menores de 25 años, lo que refleja el atractivo de un hombre que aspira a convertirse en el jefe de Estado más joven de Francia desde Napoleón.

Macron dijo a la multitud: “Quiero ser el presidente de los patriotas contra la amenaza de los nacionalistas”, en una referencia a las propuesta políticas de su rival.

Marine Le Pen, que quiere hacer historia como la primera presidenta de Francia, sigue las huellas de su padre, que fundó el Frente Nacional y llegó a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en 2002.

La hija ha hecho mucho por moderar la imagen del partido y encontró un fuerte apoyo entre votantes jóvenes, presentándose como una defensora de los trabajadores franceses frente al sistema y de los intereses nacionales frente a la globalización.

“Lo principal en juego en esta elección es la globalización galopante que está poniendo en peligro nuestra civilización”, dijo en su primera intervención tras conocerse resultados preliminares.

Reuters