Pese al miedo a los atentados, decenas de miles de fieles asistieron a la bendición “Urbi et Orbi” (“a la ciudad y al mundo”) del domingo de Pascua en la plaza de San Pedro. Se había desplegado un importante dispositivo de seguridad cerca de la plaza de San Pedro.

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Desde la ‘loggia’ de las bendiciones de la basílica de San Pedro, el papa Francisco condenó el rechazo a los migrantes que “huyen de la guerra, el hambre, la pobreza y la injusticia social”, repitiendo una vez más sus llamados a los países europeos para que abran sus fronteras a los refugiados.

Durante su tradicional discurso, el pontífice también recordó la situación en Venezuela y pidió “diálogo y colaboración” en este país para que se trabaje por el bien común.

Es necesario impulsar “la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, lo único que puede asegurar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos”, precisó.

El papa no se olvidó de otro gran tema de la actualidad y expresó su cercanía a “las víctimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de violencia”.

El Vaticano envió el domingo un telegrama a los iraquíes, al día siguiente del atentado suicida reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) que dejó 32 muertos tras un partido de fútbol en la localidad de Al Asriya.

En un mensaje más bien sombrío, el pontífice también quiso ofrecer su contrapunto de esperanza a Siria, dando su pleno apoyo a las negociaciones de Ginebra.

“Cristo resucitado indica caminos de esperanza a la querida Siria, un país desgarrado por un largo conflicto (…) Encomendamos al poder del Señor resucitado las conversaciones en curso para que (…) se puedan recoger frutos de paz”, declaró.

También rezó por Yemen, Libia y el conflicto israelo-palestino. Entrevió además un “fermento de esperanza” en los conflicto civiles en Burundi, Mozambique, República Democrática del Congo y en Sudán del Sur.

“El mundo está lleno de personas que sufren en el cuerpo y en el espíritu, mientras que las crónicas diarias están repletas de informes sobre delitos brutales, que a menudo se cometen en el ámbito doméstico, y de conflictos armados a gran escala que someten a poblaciones enteras a pruebas indecibles”, recordó Bergoglio.

AFP

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