Veinte de las víctimas eran rehenes extranjeros que fueron acuchillados antes de que las fuerzas de seguridad pusieran fin al asedio.

Reivindicado tanto por el Estado Islámico (EI) como por la rama de Al Qaeda en el subcontinente indio, el ataque fue lanzado a última hora del viernes por siete jóvenes provistos de granadas, pistolas, rifles y machetes, según fuentes oficiales y testigos.

En medio de una cascada de tiros y explosiones, Dacca vivió 12 horas de miedo, tensión y opacidad informativa mientras numerosos contingentes de diversos cuerpos de seguridad y tanquetas del Ejército se apostaban en torno al restaurante Holey, en el acomodado barrio de Gulshan.

Unos cien efectivos del Ejército y de otras fuerzas irrumpieron finalmente en el local con los primeros rayos de luz, poco después, la primera ministra bangladesí, Sheikh Hasina, comunicó a la nación que seis de los atacantes habían muerto y uno capturado con vida.

Trece rehenes, incluidos bangladesíes y de nacionalidades como argentina, india, ceilandesa, italiana y japonesa, escaparon o fueron liberados durante el operativo, que sin embargo llegó demasiado tarde para otros 20 cautivos, acuchillados muchos de ellos por los extremistas, explicó en rueda de prensa el general Nayeem Ashfaq, director de la operación.

Lo hicieron tras comprobar quiénes sabían recitar el Corán, de acuerdo con la versión del padre de uno de los bangladesíes liberados que recoge el rotativo local The Daily Star.

El Ministerio italiano de Asuntos Exteriores confirmó hoy que en el ataque perpetrado había diez y no once italianos como había se afirmado inicialmente.

Mientras que el Gobierno japonés señaló que había siete japoneses, dos mujeres y cinco hombres, dentro de las víctimas. Uno de los rehenes liberados fue un japonés identificado como Tamaoki Watanabe, que resultó herido.

Entre los foráneos también figura una india, según confirmó el Gobierno de su país.

A las víctimas civiles y yihadistas se sumaron dos mandos policiales, que murieron en las primeras horas en tiroteos con los terroristas, y al menos otras 26 personas resultaron heridas, en su mayoría agentes.

“¿Qué tipo de musulmanes son que en vez de rezar realizan ese tipo de actos?”, denunció la primera ministra tras varias horas de silencio oficial sobre un ataque ocurrido en las postrimerías del mes sagrado islámico del Ramadán.

El escenario de la tragedia, el Holey Artisan Bakery-O’Kitchen, es un restaurante con panadería más conocido simplemente como Holey y especializado en cocina mediterránea cuyos chefs son dos argentinos y que en pocos años se había convertido en referente para la comunidad expatriada y la clase alta bangladesí.

Uno de los chefs argentinos, Diego Rossini, declaró a Efe sentirse conmocionado tras haber vivido “una película de terror”, de la que consiguió escapar después de esconderse de los terroristas y ser ayudado por la Policía.

“Estaba sacando mis mesas y vi que caía alguien, que un tipo se desplomaba fuera (en el jardín) por disparos. Di por hecho que eran terroristas”, explicó.

“Subimos unas diez personas (a la terraza), pusimos muebles en la puerta. Pensamos que los terroristas matarían a los clientes y se irían, pero al rato sentimos cómo empujaban la puerta, como si fuera una película de terror”, relató Rossini, que dirige la cocina junto a su compatriota Gastón Palacios, fuera de Bangladesh estos días.

Tras pasar varias balas a su lado, el chef saltó cuatro metros de altura intentando agarrarse a un árbol, pero cayó a un pasillo aledaño al edificio hasta que finalmente fue rescatado.

“Si entran otro día que hubiera habido más gente… Solo había unos 25 clientes, incluidos algunos italianos y japoneses, y entre 20 o 30 empleados”, dijo por la poca clientela en el Ramadán.

Inmerso en una ola de atentados selectivos de corte islamista desde 2013, Bangladesh no sufría grandes ataques terroristas desde la pasada década, aunque fuentes diplomáticas y expertos de seguridad habían alertado a Efe de la probabilidad de una acción coordinada de este estilo ante la deriva extremista.

Las agresiones selectivas, generalmente a machetazos, se intensificaron en 2015 y han provocado la muerte de más de 40 personas en los últimos tres años, entre ellas fieles de minorías religiosas, seguidores de sectas no adscritas a la rama ortodoxa suní, activistas homosexuales, pensadores laicos o extranjeros.

LO ÚLTIMO