Estados Unidos está intensificando su lucha contra la organización extremista en el país por temor a que Afganistán se convierta eventualmente en el nuevo bastión de los yihadistas, que están perdiendo terreno en Irak y Siria.

“Las fuerzas armadas estadounidenses mataron a Abu Sayed”, líder del EI-Jorasán –nombre de la célula local del grupo en Afganistán– “en un bombardeo al cuartel general del grupo en la provincia de Kunar el 11 de julio”, explicó la portavoz del Pentágono, Dana White, en un comunicado.

El “ataque aéreo mató también a otros miembros del EI-Jorasán y alterará significativamente los objetivos del grupo terrorista de intensificar su presencia en Afganistán”, añadió.

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“Cuando matas al líder de uno de estos grupos, haces que retroceda”, dijo a la prensa el jefe del Pentágono, Jim Mattis. “Es sin duda una victoria para nosotros hacer que retrocedan. Es la dirección correcta”.

Abu Sayed es el tercer “emir” de la organización yihadista en Afganistán en ser abatido por Washington y Kabul, después de Hafiz Sayed Khan el año pasado y Abdul Hasib a fines de abril.

En ese momento, voceros del ejército estadounidenses dijeron que la muerte de Hasib “ayudaría a alcanzar el objetivo de destruirlos (a los miembros del EI) en 2017”.

“Continuaremos hasta aniquilarlos”, declaró el general John Nicholson, quien lidera las fuerzas estadounidenses en ese país.

Las fuerzas afganas y estadounidenses lanzaron una ofensiva en marzo de 2017, subraya el Pentágono, para “enviar al EI el mensaje claro de que no hay santuario para sus combatientes en Afganistán”.

AFP