Luego de varios meses de peticiones de los artistas de que no demolieran los muros que sirvieron de lienzo para sus obras de arte, una noche el propietario de las bodegas decidió cubrir con pintura blanca los murales, señala The Washington Post.

El dueño de la propiedad se defendió, según el ‘Post’, diciendo que los artistas sabían que esas bodegas debían ser demolidas para construir en su lugar un conjunto de apartamentos.

En un principio, los artistas quisieron comprar la propiedad, pero justo en ese momento el precio de las bodegas se disparó a los 200 millones de dólares, que imposibilitó llevar a cabo dicha estrategia.

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5 años después, un juez de Nueva York ordenó al propietario compensar a 21 artistas con casi 7 millones de dólares por haber arruinado sus obras de arte, así estuvieran en su propiedad, por considerar que dichas pinturas eran parte del patrimonio de la ciudad y eran un atractivo turístico para muchos visitantes que a diario pasaban por allí.

Entre los criterios del juez para tomar la decisión, el impartidor de justicia tuvo en cuenta que había murales que por su composición y ubicación en los muros, eran de carácter permanente y por ende no debieron haber sido destruidos de forma unilateral, como sucedió hace 5 años.

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Los muros pintados se aprecian desde los trenes que a diario pasan por el barrio. / Getty

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