Ahogada en llanto, Patricia Tagliaferry, que se identifica en Facebook con número de identidad 15665341, dice que es funcionaria (técnico superior en informática) y que decidió expresar lo que le pasa porque quiere que todo el mundo se entere de lo que el venezolano vive todos los días.

En primera instancia, lamenta que nunca pudo ejercer porque no se consigue trabajo. “He estado en contra del gobierno que nos ha llevado a la miseria, al fracaso, a una depresión terrible”, dice sin poder contener las lágrimas.

“Y quiero que esto lo comparta todo el mundo, ¡caramba! Para que todo el mundo se entere de lo que nosotros vivimos aquí”, continúa y comienza por narrar lo que le pasa con su hijo.

“Tengo un hijo de dos años que se merece un futuro mejor. No tiene pañales, no tiene leche, no tiene comida. Lo único que puede de vez en cuando comer es un pedazo de pollo o un pedazo de carne, porque aquí en este país mi sueldo alcanza para comprar solamente tres pollos al mes”, agrega desesperada.

“A Dios gracias, mi mamá, que vive fuera del país, me puede ayudar de vez en cuando. Pero no todo el mundo tiene esa bendición. Nosotros vivimos en una constante zozobra, en una constante pelea para poder conseguir tres laticas de comida”.

A sus desgracias suma el episodio del robo del carro de su familia. “Anoche le robaron el vehículo a mi esposo, frente a nosotros, tres hombres armados. ¡[Estábamos] con un niño de dos años! ¡No les importó nada! Les tuvimos que rogar para que no nos mataran. Un carro que nos costó tanto que en este país, siendo profesional, nunca más me lo voy a poder comprar. ¡Nunca más estando aquí!”.

Otra situación que relaciona tiene que ver con el trágico fin de una familiar. “Tengo una tía que hace tres semanas atrás, por reclamar un derecho, un horno que le quedó mal arreglado, mire como la dejaron [muestra en su celular la imagen de una mujer brutalmente asesinada]. ¡No la mataron de broma!”.

Ya incontenible en sus sollozos, la mujer contó lo que le sucedió a otra tía. “En un mercado, haciendo una cola, se le coló una persona y ella reclamó su derecho, y la golpearon”.

“¡¿Hasta cuándo?! ¡¿Cómo vamos a seguir viviendo así?! ¡¿Hasta cuándo?! ¡¿No hay alguien que nos ayude?! ¡Esto no se puede! Los muchachos se van a las marchas, los matan. No nos escuchan. ¡¿Hasta cuándo?!”.

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