Los 11 atributos han sido definidos por historiadores y científicos, y son evaluados en una escala de 1 a 4 ‘Benitos’ (haciendo referencia de Benito Mussolini, máximo exponente en la primera mitad del siglo 20 de este movimiento político y social de carácter totalitario).

“Como ideología política, el fascismo tiene 8 atributos principales. Como movimiento político, tiene 3 más”, dice el periódico ‘The Washington Post’, que lo evaluó.

Entre los atributos como ideología política están:

1. El hipernacionalismo

The Washington Post dice que para los estándares estadounidenses es hipernacionalista, pero no si se compara con el fascismo histórico. En sus pronunciamientos, Trump ha dicho que hay que poner los Estados Unidos primero, aunque en realidad se refiere a los blancos estadounidenses. En términos económicos, su hipernacionalismo lo lleva a proponer la renegociación de todos los tratados de libre comercio.

2. El militarismo

Trump propone soluciones militares para ciertos problemas internacionales, exalta y presume de que su candidatura es respaldada por más de 200 militares de alto rango, pero no uniforma a sus seguidores ni ha propuesto militarizar las instituciones.

3. La glorificación de la violencia y la disposición para usarla en la política

A Trump se le acusa de usar la violencia en sus manifestaciones y mítines. Incluso, el portal ‘The Huffington Post’, al final de cada una de sus notas, dice que la promueve.  Incluso ha dicjo cosas que han sido interpretadas como incitación al asesinato, o ha guardado silencio sobre adhesiones a su candidatura de grupos y personas reconocidas por sus métodos violentos.
Pero expertos califican todo esto de violencia menor.

4. El culto a la juventud

Por se edad está más cerca del culto a la tercera edad. No tiene organización de jóvenes.

5. El culto de la masculinidad (en realidad usan la palabra fetichización)

Aquí Trump sí la ha sacado del estadio, en especial por sus comentarios sobre las mujeres y por la centena de denuncias de avances sexuales no deseados, acoso y abuso sexual. Todo eso entraña un culto al machismo.

6. El culto al líder

Trump se presenta como el líder que Estados Unidos necesita y presenta su éxito en los negocios como prueba de su liderazgo. Pero aquí hay que marcar una diferencia con los casos  de Hitler y Mussolini, donde había una mezcla de culto a la personalidad.

7. El síndrome de la edad de oro perdida

Si Hitler quería recuperar la grandeza de Alemania, Trump ofrece recuperar la de Estados Unidos. De hecho, ese es el eslogan de su campaña: “Make America Great Again”.

8. La ‘autodefinición por oposición’ (“se definen a sí mismos como el baluarte contra diversos males y amenazas a la nación”)

Hitler atacó las minorías y las responsabilizaba de todos los males de Alemania (el enemigo externo). Trump ha atacado a toda clase de  minorías y enemigos externos: inmigrantes, musulmanes… ‘The Washington Post’ señala que incluso ha atacado a las élites. Pero, agrega, Trump no ha promovido su aniquilación.

Entre los atributos como movimiento político están:

9. La movilización de las masas y el partido de masas

Trump no tiene su propio partido, ha usado la estructura del existente partido republicano.

10. La estructura jerárquica del partido y la tendencia a purgar a los desleales

The Washington Post dice que la campaña de Trump tiene tendencia a ello, pero está inscrito en el partido republicano, y que allí la violencia no tiene un papel.

11. La teatralidad

Trump tiene un estilo de retórica, gestos y repetición de consignas típicos de Hitler y Mussolini.

Calificación de Trump:

4 Benitos: el culto a la masculinidad, el culto al líder, y el síndrome de la edad de oro perdida.

3 Benitos: ‘autodefinición por oposición’, y la teatralidad.

2 Benitos: hipernacionalismo, militarismo, movilización de las masas y partido de masas, ‘estructura jerárquica del partido y tendencia a purgar a los desleales’.

Un Benito: ‘glorificación de la violencia y la disposición para usarla en la política’, y ‘estructura jerárquica del partido y tendencia a purgar a los desleales’.

Cero Benitos: culto a la juventud.

Para Isabel Hull, historiadora de la Universidad de Cornell, citada por el portal  Vice, Trump no es un fascista, sino un populista-nativista (“el Estado debe ser habitado y dirigido en favor de los nativos originarios y que los no-nativos atentan en contra de sus costumbres, identidad y vida cotidiana”).

Ella ve a alguien de extrema derecha, furioso por aspectos del presente, nostálgico de un pasado dorado, y enfocado primariamente contra su propio gobierno, pero no equipado con un conjunto de principios para poner en práctica sin importar el costo.

Luego agrega otros elementos, que si bien no lo ubican como fascista pleno, si lo alejan de la democracia, como su propuesta de deportaciones masivas y el desconocimiento de la nacionalidad a los hijos de inmigrantes ilegales nacidos en Estados Unidos. Además, destaca, además de la xenofobia y el sentimiento antiinmigrante, su uso sistemático de la mentira, nunca corregida ni rectificada.

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