La recomendación del patriarca cardenal Manuel Clemente, de la capital portuguesa, al respecto (que, valga la aclaración, aplica en caso de que no se pueda declarar la nulidad de las primeras nupcias) no ha escapado a la polémica.

El jerarca católico recomienda que los matrimonios civiles y en general las personas que tienen nuevas parejas, deben vivir “como hermanos” y sin tener encuentros sexuales, informa ABC, de España.

La recomendación, naturalmente, dividió a los católicos: hay quienes apoyan la postura del patriarca, mientras que hay otros que consideran que el purpurado está equivocado y tiene muy pocos conocimientos sobre la realidad del matrimonio en la actualidad, dice el medio portugués Diário de Notícias.

Para el patriarca (y en general, para la iglesia católica) el matrimonio es indisoluble, aunque los divorciados pueden acceder a los sacramentos de la religión (comunión, confesión, unción de los enfermos) incluso si tienen otras parejas, siempre y cuando no haya sexo, ya que eso sería pecado.

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Hasta 2016, los divorciados eran expulsados de la iglesia católica, pero eso cambió con la posibilidad que ofreció el papa Francisco de incluir a las personas que vivían en “situaciones irregulares”, es decir, en uniones fuera de la doctrina vaticana. Curiosamente, fue la curia argentina la que publicó un texto en el que se expone la forma en que los sacerdotes deben proceder en tales casos, agrega El País, de España.

La postura, a pesar de lo polémica que pueda parecer, no es de sorprenderse, ya que la iglesia siempre ha pensado que el matrimonio debe ser para toda la vida y que el sexo debe ser exclusivamente para la pareja. Cualquier cosa en ese plano que pase fuera de ella es una falta.

Esta no es la primera vez que el sacerdote está en el centro de la polémica. Ya antes la había causado al desaconsejar que los homosexuales ingresaran a los seminarios. En esta ocasión, las opiniones de católicos y teólogos abundan. El debate está abierto.

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