Los colombianos se habían citado con los presuntos narcos en la localidad gallega de Sada (noroeste) para entregarles droga.

La operación era una trampa, ya que su objetivo era “robar el dinero que los narcos gallegos traían para realizar la compra”, según el comunicado.

Prueba de esas intenciones, añade el texto, son “los pasamontañas y las bridas intervenidas en el momento de las detenciones”, que se presume iban a utilizar los colombianos para secuestrar a los gallegos y robarles “la totalidad del metálico previsto para la transacción”.

Gracias a una operación conjunta de la policía y la Guardia Civil, los trece fueron detenidos en el pueblo de Oleiros, entre Sada y la ciudad de La Coruña.

Tras las detenciones hubo ocho registros domiciliarios en distintos puntos de Galicia y en la capital española, donde fueron localizados un laboratorio de adulteración de sustancias estupefacientes, un kilo de heroína, otro de cocaína, seis vehículos y 30.000 euros en efectivo, entre otras cosas.

El ministerio del Interior español resaltó “la peligrosidad” de la organización criminal de colombianos, que según parece llevó a cabo golpes similares en Barcelona, las Islas Canarias, Madrid, Galicia “e incluso en Holanda, donde tuvieron un episodio de tiroteos y secuestros con organizaciones rivales”.

Galicia es desde hace mucho tiempo un paraíso para algunos traficantes, gracias a su laberinto de caletas y ensenadas.

La proximidad geográfica de España con el norte de África, una importante fuente de hachís, y los vínculos estrechos que guarda con Latinoamérica, una región productora de cocaína, han convertido el país en la mayor puerta de entrada de la droga en Europa.

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