No se trata de muertes a pacientes terminales ni nada de ese estilo. Las acusaciones contra Fausta Bonino, de 55 años, son de “homicidio voluntario continuado y agravado” de 13 pacientes ingresados por diferentes patologías en el departamento de anestesia y reanimación de dicho hospital.

La muerte de las 13 personas se produjo debido a inyecciones masivas de eparina, un anticoagulante muy usado en los hospitales para evitar las posibles trombosis debido a la inactividad de los pacientes, solo que Bonino la administró en cantidades 10 veces mayor a las normalmente utilizadas.

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Tales dosis causaban rápidas e irreversibles hemorragias internas y la consecuente muerte de los pacientes.

Esos pacientes fallecidos son mujeres y hombres entre 61 y 88 años, y las muertes se produjeron entre el 19 de enero de 2014 y el 19 de septiembre de 2015; 12 de las muertes fueron debido a hemorragias y otra, por fallo cardiaco.

En ninguno de los pacientes la eparina estaba como fármaco prescrito y ninguno de ellos lo era en estado terminal e incluso uno de los casos fue el de una persona hospitalizada por la rotura del fémur.

La enfermera fue arrestada este miércoles cuando volvía de un viaje a París con su marido y fue trasladada al centro penitenciario de Pisa, en la región de Toscana.

Los medios italianos explican que la mujer había estado en tratamiento por depresión, pero por el momento no se han dado más detalles oficiales de lo que le llevó supuestamente a provocar estas muertes.

Según estas pesquisas, la detenida estaba siempre de turno cuando se les suministró eparina a los pacientes fallecidos.

EFE

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