Así lo informó el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) en un comunicado: “La dirección del grupo terrorista, que forma parte del proscrito Estado Islámico (EI), se encuentra en el territorio de Siria”, señaló.

Una vez cometidos los atentados, los terroristas tenían previsto enrolarse en las filas de los combatientes que luchan contra el régimen de Bashar al Assad en el país árabe.

En los domicilios de los detenidos se hallaron laboratorios para la fabricación de explosivos y bombas preparadas para su uso inmediato, además de armas de fuego, munición, granadas y literatura y videos de contenido extremista.

En uno de los apartamentos donde se realizaron las detenciones vivían ciudadanos extranjeros, supuestamente encargados de reclutar terroristas, según informa la agencia Interfax.

Rusia fue escenario a principios de abril del atentado terrorista más grave de los últimos años cuando un kamikaze mató a 14 personas en el metro de San Petersburgo, ciudad que nunca había vivido un incidente de tal gravedad.

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El Kremlin está preocupado ante la posibilidad de que los grupos yihadistas aprovechen la Copa Confederaciones que se disputará a partir de mediados de junio y el Mundial de fútbol de 2018 para atacar territorio ruso.

Por ello, el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó redoblar las medidas de seguridad durante la Copa Confederaciones, que se celebrará en San Petersburgo, Moscú, Kazán y Sochi del 17 de junio al 2 de julio.

El decreto presidencial encarga al Gobierno establecer zonas restringidas de vuelo y navegación, además de que se prohibirá el acceso de autobuses a las ciudades que acojan dicho torneo, con la excepción de aquellos que cubran rutas locales.

Las medidas, que entrarán en vigor el 1 de junio y que también se aplicarán durante el Mundial de 2018, también incluirán un reforzamiento de la seguridad en las infraestructuras de transporte.

EFE

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