El ex primer ministro Berlusconi, que encabeza Forza Italia (FI) no tuvo reparos en hacer algo de sombra a sus socios de coalición.

Berlusconi saboreó los aplausos con los que sus partidarios lo recibieron al llegar al primer acto público de la coalición, en un cine de Roma, y tomó las riendas del encuentro, destinado a atenuar las persistentes muestras de distensión en el seno de la alianza.

El xenófobo Matteo Salvini, de la Liga Norte, y la postfascista Giorgia Meloni, de Hermanos de Italia, no pudieron esconder su malestar en algunos momentos.

Aunque Berlusconi aseguró que hablaban “casi todos los días” por teléfono, el viernes cerraron la campaña cada uno por su lado: Salvini con un acto en Milán y Berlusconi con varias entrevistas televisadas.

Salvini no oculta su deseo de convertir a la Liga Norte en la mayor fuerza de la coalición para poder dirigir un futuro gobierno. Berlusconi anunció, por su parte, el jueves por la noche que el actual presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, uno de sus fieles, sería jefe del Gobierno si gana la coalición. 

La posibilidad de que el líder de la Liga Norte dirija el país suscita terror en Europa, ya que representaría una Italia en manos de la extrema derecha.

La derecha “o el caos”

“Si no hubiera diferencias entre nosotros, no seríamos una coalición, sino un solo partido”, declaró el exmagnate de medios, de 81 años.

“En las elecciones del 4 de marzo solo hay dos opciones. O gana el centro-derecha o será el caos”, advirtió Meloni.

Si bien resulta poco probable que la coalición derechista obtenga la mayoría absoluta necesaria para gobernar, debido al complejo sistema electoral que combina mayoritario simple con el proporcional, es posible que obtenga un buen resultado, como ocurrió en noviembre en las comicios regionales de Sicilia, un exitoso ensayo.

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Desde el comienzo de la campaña, el pacto de la derecha ha mostrado sus divisiones entre la línea moderada y más bien proeuropea de Berlusconi y aquella de Salvini y Meloni, rotundamente xenófoba y antieuropeísta, y dispuestos a ignorar el techo fijado por la Unión Europea que fija el déficit en un máximo del 3 % del Producto Interior Bruto.

Meloni, que no esconde su voluntad de convertirse en la primera mujer que dirige Italia, aunque su formación sea el socio menor de la coalición, con entre 5 y 6 %, ha suavizado su imagen y se ha mantenido lejos de la pelea entre sus aliados.

Ya sea sobre el euro, la Unión Europea, los impuestos o la reforma de las pensiones, cada líder tiene su propio punto de vista y las discrepancias son evidentes.

Recientemente emergieron con mayor fuerza ante la posible alianza con el movimiento neofascista CasaPound, cuyo líder anunció que apoyaría un Gobierno liderado por Salvini. Pero ha sido rechazado por Berlusconi.

Obligados a unir fuerzas, los partidos de derecha y de extrema derecha han logrado encontrar un denominador común gracias a un programa general que prevé la introducción de un impuesto único, el cierre de las puertas para los inmigrantes, la expulsión de los indocumentados y una reforma del sistema de pensiones que podría costar hasta 310.000 millones de euros, una cifra exorbitante.

Los ministros del movimiento antisistema

Mientras la derecha se presenta como una alternativa real, el líder de la formación antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5E), Luigi Di Maio, desveló el jueves en un acto oficial los nombres de las personas que conformarían su hipotético Ejecutivo: 17 ministros, entre ellos cinco mujeres.

Un astuto golpe publicitario o “acto de transparencia”, como lo llamaron, con el que quieren marcar distancias con los otros partidos y seducir a los millones de electores indecisos.

El equipo de ministros que gobernaría en caso de victoria, es decir, si superan en solitario el umbral del 40 % de los votos, lo que en principio sería una verdadera hazaña, está formado por profesionales.

“Es un escándalo, han nombrado un Gobierno en la sombra, antes de la votación”, se lamentó el primer ministro en funciones Paolo Gentiloni, del gobernante Partido Democrático (PD, de centro-izquierda).

Según los últimos sondeos, del 16 de febrero, el M5E sería el partido más votado en solitario, aunque sin superar el 40 % de los votos.

Con AFP