Según ese diario, las pausas para ir al baño son controladas por reloj, y algunos trabajadores son obligados a hacer horas extra, con lo que alcanzaron a completar hasta 55 horas semanales de trabajo previo al período de Navidad.

Algunos de los empleados no lograban cumplir con los objetivos (por motivos físicos) al punto de tener que ser atendidos por ambulancias, luego de, literalmente, colapsar en el trabajo.

El encargado de hacer la investigación fue el reportero Alan Selby, que pasó 5 semanas trabajando en un almacén de la compañía en Tilbury, Essex (Reino Unido). Sus labores terminaron justo el viernes pasado, durante el conocido ‘Black Friday’.

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Selby debía empacar 120 artículos cada hora, pero el objetivo era despachar más de 200 paquetes en ese lapso. A cada uno de los trabajadores se les pagaba 8,20 libras esterlinas por hora (algo más de 30 mil pesos colombianos).

Uno de los trabajadores con los que el periodista compartió le dijo que una vez él se le tensionó un tendón de la parte posterior de la pierna, pero debió seguir en su trabajo. También recordó el caso de una amiga, que tuvo que tomarse 2 días libres porque tenía daños en sus ligamentos, recoge Independent.

En un comunicado, Amazon dijo que brinda seguridad, buenos lugares de trabajo y beneficios a sus empleados “desde el primer día”, y también que “se sienten orgullosos” de haber creado miles de trabajos permanentes en centros de cumplimiento en ese país.

“Ofrecemos trabajos geniales y ambiente positivo con oportunidades para crecer. Como la mayoría de las empresas, esperamos que haya un cierto nivel de rendimiento”, decía el comunicado.

A pesar de eso, los problemas de Amazon no solo se remiten al Reino Unido, ya que justamente durante el ‘Black Friday’, trabajadores de la compañía en Italia y Alemania se fueron a paro para exigir mejores pagos y condiciones laborales, informó BBC.

Stefanie Nutzberger, del Sindicato Unido de Servicios, dijo que los trabajadores son presionados para crear cada vez más en menos tiempo, a la vez que se hacen controles permanentes, monitoreo y hay “una pobre cultura de liderazgo”.

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