Dedicaron gran parte del tiempo a discutir el tema migratorio durante un debate televisado al mismo tiempo en inglés, por la cadena CNN, y en español, por Univisión, que se realizó en Miami, Florida, una ciudad donde dos tercios de la población son de origen hispano.

Tanto Clinton como Sanders garantizaron que no deportarán niños indocumentados ni adultos sin papeles que no hayan cometido crímenes, una promesa que marcó un paso más hacia la izquierda de estos dos candidatos que apoyan reformas migratorias que incluyan la regularización de los más de 11 millones de indocumentados, en su mayoría latinoamericanos.

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La exsecretaria de Estado de 68 años aseguró que sus posturas son más progresistas que las del presidente Barack Obama, sobre todo porque un gobierno suyo pondría fin a la expulsión “de personas que viven su vida y trabajan” en el país.

“No deportaré niños. Tampoco quiero deportar a miembros de una familia”, dijo Clinton, ante insistentes preguntas sobre si pararía la deportación de menores, muchos de los cuales han huido de la violencia en América Central. La prioridad será “deportar criminales violentos, terroristas y cualquiera que sea una amenaza para nuestra seguridad”, aseveró.

El senador de Vermont de 74 años adoptó la misma posición.

Pero los candidatos también se reprocharon haber tenido en el pasado posturas menos favorables a los inmigrantes, dentro de la lucha por ganarse la simpatía del clave electorado hispano.

Otro momento de consenso entre los candidatos llegó cuando coincidieron en que continuarían avanzando la política de acercamiento con Cuba iniciada en diciembre de 2014 por Obama, que visitará la isla en dos semanas.

AFP

 

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