Eso ha activado las alarmas en un sector educativo con varios indicadores en rojo.

El secretario de educación del estado Miranda (litoral), Juan Maragall, dijo a Efe que solo en esa entidad unos 10.000 menores abandonaron las aulas este año: un 9 % de la matrícula total de primaria y un 13 % de secundaria.

“Si Venezuela se comportara similar a Miranda (…) y proyectas la cifra a nivel nacional podrían haber abandonado la escuela unos 560.000 alumnos este año”, explicó el funcionario, que atribuye esta deserción a múltiples razones, entre ellas, el encarecimiento y la escasez de alimentos, así como del transporte público.

Maragall señala que una de cada tres escuelas de Miranda reporta que en sus entornos hay enfrentamientos entre bandas o balaceras, y explica que estos conflictos son “permanentes y desestabilizan la seguridad de la zona”, por lo que algunos padres en ocasiones no envían a sus hijos a los planteles.

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El 18 de septiembre, el primer día de clases, el promedio de asistencia de alumnos en Miranda fue del 17 %, indicó el secretario, y ubicó en el 20 % el promedio de ausentismo diario en escuelas y liceos.

En todo el país, el año escolar comenzó con 251.180 alumnos menos de inicial, primaria y secundaria, de acuerdo con la cifra ofrecida por el ministro de Educación, Elías Jaua, que ubicó en 7’195.335 la cantidad de inscritos, y que contrasta con los 7’446.515 reportados en enero por su antecesor, Rodulfo Pérez.

En una entrevista publicada esta semana por el diario local El Universal, Jaua destaca que la matrícula total “debe estar variando en este momento” porque se mantienen sistemas abiertos de inscripciones “prácticamente hasta enero, y ahorita se está dando un número importante de inscripciones”.

Sin embargo, la Federación Venezolana de Maestros (FVM) ha dicho que desconoce el “paradero” de ese cuarto de millón de alumnos y ha manifestado su preocupación por este tema, al tiempo que ha denunciado el deterioro de más del 90 % de los planteles educativos y la “inacción” del régimen de Nicolás Maduro en este sentido.

El panorama en las casas de estudios superiores es similar, o al menos así lo aseguró a Efe el secretario de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Amalio Belmonte, que afirmó que la situación social y económica del país “está excluyendo de niveles altos de educación a una parte de la sociedad”.

Dijo que diariamente la UCV produce cerca de 400 documentos como notas certificadas a estudiantes —con estudios culminados o no— que aspiran abandonar las aulas para trabajar, posponer la escolaridad, o, en mayor medida, que planean emigrar y “probar suerte en otros países”.

“Nos ha congestionado. En el pasado se atendían 50 o 100 solicitudes de este tipo al mes (…) y así están todas las universidades porque yo me comunico mucho con mis colegas secretarios y sufren lo mismo: estos jóvenes se sienten excluidos de su país”, expresó.

Además, la carrera académica ha perdido su atractivo en la misma medida en que los docentes han visto mermar su poder adquisitivo, lo que ha provocado decenas de renuncias de profesores, solicitudes de permisos no remunerados, los concursos para nuevas vacantes han quedado desérticos y hay una oleada de jubilaciones.

El presidente de la Asociación de Profesores de la UCV, Víctor Márquez, dijo a Efe que cerca del 30 % de la plantilla de docentes se ha visto afectada por esta situación.

Maduro reiteró este mes que el 76 % de la educación en el país es “gratuita y de calidad” y llamó a su gobierno a trabajar para escolarizar al 10 % de esa población que, según dijo, no está incorporada en ningún programa educativo.

Las fuentes consultadas por Efe coinciden en que no es suficiente la exención del pago de una mensualidad pues, aseguran, la crisis actual, con una inflación del 366,1 % en lo que va de año, hace “casi imposible” y, en algunos casos, “imposible” mantener a un niño o joven dentro de las aulas.

EFE