El mensaje que desde la Casa Blanca esperan entregar al Kremlin es que la política exterior rusa no puede ni debe apoyar al presidente Bashar al-Assad en su política de atacar con armas químicas a supuestos reductos rebeldes.

La posición de Estados Unidos sigue firme en señalar a Rusia como responsable de que la aviación Siria haya bombardeado la provincia de Idlib el pasado miércoles usando arsenal prohibido por convenios internacionales.

El secretario de Estado, Rex Tillerson, expresó este domingo sus dudas sobre las verdaderas intenciones de Rusia en Siria, donde según él, se mostró “incapaz” de controlar la destrucción del arsenal químico de Asad, indicó un cable de AFP.

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“No creo que los rusos quieran que se degraden las relaciones con Estados Unidos, pero se necesitarán muchas negociaciones y diálogo para comprender mejor qué relación quiere tener Rusia con nosotros”, agregó Tillerson.

The Washington Post recogió las declaraciones oficiales que funcionarios y asesores de seguridad del gobierno Trump han entregado a medios estadounidenses y en los que se destaca la urgencia de aclarar hasta dónde llega la responsabilizad rusa en al fortalecimiento de la aviación siria desde 2015.

“De ninguna manera vemos la paz en esa zona con Rusia encubriendo a Assad”, dijo Nikki Haley, el embajador de EE.UU ante las Naciones Unidas. “Y de ninguna manera vemos la paz en esa zona con Assad a la cabeza del gobierno sirio.”

Sin duda ese será unos de los puntos a debatir esta semana entre las dos potencias que, según el diario estadounidense, cruzan por un momento de tensión diplomática debido a los recientes señalamientos de una posible intervención rusa en las elecciones de Estados Unidos y las sanciones que desde la Unión Europea ha impulsado Estados Unidos por la crisis política y militar en Crimea.