Mladic, exjefe militar de los serbobosnios en la guerra que dejó más de 100.000 muertos y 2,2 millones de desplazados entre 1992 y 1995, es acusado por el TPIY de ser el “cerebro detrás del asesinato de miles de personas” e imputado por genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra.

Sin embargo, el hombre, de 74 años, sigue suscitando opiniones encontradas en Bosnia, y es para muchos un “ídolo” en la República Srpska, la entidad serbia en Bosnia.

Junto con su alter ego político Radovan Karadzic, fue un “arquitecto de la política de limpieza étnica” de una parte de Bosnia para crear un Estado serbio étnicamente puro, según el fiscal Serge Brammertz.

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El TPIY, creado en 1993 en La Haya para juzgar a los presuntos responsables de crímenes de guerra durante los conflictos en los Balcanes, celebró este miércoles “uno de los juicios más importantes de [su] historia”, antes de cerrar definitivamente sus puertas el 31 de diciembre.

El exjefe militar nunca reconoció su culpabilidad, si bien dijo lamentar “cada inocente muerto en todos los bandos, en todas las comunidades étnicas de la antigua Yugoslavia”.

Un cobarde

El acusado, que sufrió tres infartos cerebrales, “puede morir en cualquier momento”, avisó su abogado Dragan Ivetic, que duda que Mladic pueda “entender de manera significativa” el alcance de la sentencia.

En los últimos días, la defensa intentó en vano aplazar el fallo histórico alegando la mala salud física y mental del general.

Munira Subasic, presidenta de la asociación de las madres de los enclaves musulmanes de Srebrenica y Zepa, recuerda que Mladic se consideraba como “un gran héroe serbio” en aquella época. “He oído que ni siquiera estará presente mañana [miércoles]. Un gran héroe convertido en un cobarde”, dice.

El TPIY imputó a Mladic el 25 de julio de 1995, días después de la masacre de cerca de 8.000 hombres y niños musulmanes en Srebrenica por la que se le acusó de genocidio.

También se le reprochan el secuestro de empleados de Naciones Unidas y el sitio de Sarajevo, que duró 44 meses y dejó 10.000 muertos, en su mayoría civiles.

Tras una larga huida, la policía lo detuvo en 2011 en casa de un primo suyo y fue transferido a La Haya. Su juicio duró más de cinco años.

La historia juzgará

Tantos años después del final de la guerra, la sentencia de este miércoles dividió a la población de Bosnia, entre sed de justicia y brotes nacionalistas.

“Somos los testigos vivos y necesitamos descubrir la verdad”, afirma Munira Subasic, en la víspera del fallo del tribunal internacional. “Sin justicia, no hay confianza. Sin confianza, no hay reconciliación”.

Una reconciliación que se antoja complicada porque, como apunta el expresidente del Parlamento serbobosnio Momcilo Krajisnik, “será difícil arrancar (…) el odio nacido” en los años 1990.

Mientras tanto, en Serbia, Bosnia y Croacia, algunos políticos nacionalistas cierran los ojos ante la violencia del pasado y no dudan en incluir a criminales de guerra en sus listas electorales, denuncia el fiscal del TPIY.

“¿Cómo se puede tener una visión para el futuro de distintas comunidades si no se aceptan las fechorías del pasado?”, lamenta Brammertz, que confía sin embargo en que las nuevas generaciones cambien las cosas.

La defensa mantiene, por su parte, la misma postura de siempre: El de Mladic “es un juicio político”.

“La historia juzgará con distancia”, zanja el abogado Miodrag Stevanovic.

AFP