En ese lugar, en donde pronunció maratónicos discursos, en los que no pocas veces retó a Estados Unidos, se abre una semana de tributo al también denominado padre de la Revolución.

Allí la isla espera recuperar este lunes el aliento que perdió el viernes pasado con el deceso del Comandante. El acontecimiento hizo que Cuba viviera el fin de semana más atípico de su historia reciente. Por orden del gobierno, que declaró nueve días de duelo nacional, no hubo música ni licor en los sitios públicos.

La Plaza de la Revolución se estremecerá no ya por las encendidas intervenciones de Castro, que gobernó sin concesiones durante 48 años, sino por allí estarán sus cenizas, que serán expuestas hasta este martes.

Al día siguiente, el miércoles comenzará una procesión con los restos que recorrerá 13 de las 15 provincias del país, y que concluirá el domingo en Santiago de Cuba, donde serán depositados en el cementerio Santa Ifigenia, después de un recorrido de unos 1.000 kilómetros.

En la Plaza de la Revolución, el histórico dirigente, que levantó un régimen comunista a 145 kilómetros de Estados Unidos, en plena Guerra Fría, pronunció su último discurso el primero de mayo de 2006, dos meses antes de caer gravemente enfermo a raíz de una hemorragia intestinal y entregarle el poder a su hermano Raúl.

Ese día Fidel, como lo llamaron siempre los cubanos, habló de economía, destacó los logros de la Revolución que inició en 1959, y se refirió a Estados Unidos como un “perverso imperio”.

De 72.000 metros cuadrados, la plaza que desde primeras horas colman los cubanos está dominada por el monumento en mármol a José Martí, héroe independentista. Al frente se levanta el edificio con la icónica imagen en relieve del ‘Che’ Guevara.

En marzo de este año Barack Obama estuvo en ese mismo sitio en el marco de la primera visita que realizó un presidente de Estados Unidos en 88 años.

Fidel Castro nunca se opuso abiertamente al acercamiento con Estados Unidos que propició su hermano, pero tampoco cedió en su desconfianza frente al “imperio”.

Lo curioso es que en pleno duelo por la muerte de Fidel, este lunes está previsto que aterrice el primer vuelo de American Airlines en La Habana, tras la reapertura de los cielos en agosto.

Habla el pueblo

Por lo pronto, “cualquier cubano que sea digno, debe ir a la Plaza a rendirle el último adiós a Fidel, que es Cuba”, afirmó Ernestina Suárez, un ama de casa de 67 años.

Daniel Martínez, un cocinero de 33 años, no es opositor pero tampoco irá a la Plaza de la Revolución. “No tengo nada contra Fidel en lo personal, pero no soy castrista (…). No me gusta este sistema ni con Fidel ni con Raúl, porque aquí nada cambia”, expresó.

“Ve a la Plaza, y vas a ver lo que es de verdad el pueblo de Cuba, cómo sufre cuando de verdad siente”, dijo Jorge Guilarte, un bicitaxista de 50 años.

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