Cuando vio la factura de los clientes, ella se dio cuenta de que le habían escrito un mensaje:

“No podemos darle propina a alguien que no ama a Jesús. Es un tatuaje malo”.

Samantha aseguró a BBC que cuando vio el texto “fue impactante” y que no pudo evitar sentirse “herida”.

“Les habría hablado de mi tatuaje si me hubieran preguntado. Les hablé de su comida, me mantuvieron ocupada, pero no fueron abiertamente maleducados conmigo. Nunca había hecho que alguien me escribiera algo como esto”.

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Joelle Nicole Maish, una amiga de la joven, publicó en Facebook una foto del mensaje que los clientes dejaron en el local y la acompañó de un texto en el que indica que si una persona es gay, “no significa que no crea en Dios o en Jesús”.

Añadió que quienes dicen ser religiosos “no les deben faltar al respeto a otras personas, ni actuar de esa manera”.

Facebook: Joelle Nicole Maish.

La imagen también fue compartida en Twitter por la gestora de redes sociales Emily Sotakoun y al día de hoy ya tiene casi 21 mil retuits y más de 53 mil ‘me gusta’.

Samantha indicó a BBC que espera haber sido “capaz de dar a conocer este tema de la intimidación y la discriminación”. Agregó que falta un camino largo por recorrer, “pero el amor y la bondad prosperarán frente a la adversidad”.

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