Los culpables no fueron agentes encubiertos o veteranos cazadores de terroristas, sino “contratistas”, de que los que la CIA tiene miles, haciendo todo tipo de tareas, incluyendo el mantenimiento de las máquinas expendedoras de productos de comida “chatarra”.

El informe fue elaborado en respuesta a un pedido de acceso a la información elevado por el periodista Jason Leopold.

Como era de esperar tratándose de esta agencia, el documento está redactado sin hacer mención a nombres o fuentes, y demuestra que un contratista no identificado fue descubierto accediendo a refrigerios sin pagar.

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El contratista descubrió que si se desconecta el cable que conecta a las máquinas con sistemas de pago basado en la nube de la empresa FreedomPay podía hacerse de los productos por medio de una tarjeta que no disponía de fondos.

El culpable comunicó su hallazgo a amigos para que también pudieran descargar snacks gratis.

La estafa fue descubierta a través de cámaras de vigilancia.

El principal autor del robo “admitió que la idea se le ocurrió basándose en su conocimiento de las redes informáticas”, según el informe.

Los miembros de la red fueron acorralados, interrogados y luego acompañados fuera del edificio y despedidos por sus empleadores.

Con AFP

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