La iniciativa de Katherine Stone, de Seattle, EE. UU., de vender su cuerpo ha generado todo tipo de comentarios en las redes sociales, lo cual la ha obligado a defenderse cuando dice no avergonzarse y que “el trabajo sexual también es trabajo”, destaca el Daily Mail.
Pese a que la muchacha no se considera una prostituta, se inscribió en un burdel del estado de Nevada, donde el sexo a cambio de dinero es una actividad legal. La chica quiere estudiar derecho y tiene muchos sueños en la vida, recoge CNN.
“La gente dice que uno debe perder su virginidad por amor; en este caso, la entrego por amor a mi familia”, reporta The Sun.
El mismo medio explica que para que fuera posible poner el anuncio de la venta de su virginidad, la mujer tuvo que hacerse parte de la cadena de burdeles Bunny Ranch, que tiene 19 establecimientos en Nevada, y si se llega a vender en 400.000 dólares, el 50 por ciento irán para el establecimiento (400.000 dólares son más o menos 1.200 millones de pesos).
Ninguno de los medios reporta las reacciones de la familia de la joven.
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