Nicolás y Fiama Rodríguez, los jóvenes padres, escucharon el llanto desde una obra al fondo de la casa, corrieron hasta la habitación y encontraron un “panorama horrible”, relatarón a Clarín.

Las cobijas y el colchón estaban en llamas y Martino, indefenso, empezaba a sufrir quemaduras. Un plástico, probablemente del teléfono, se había adherido a su pierna izquerda, la más afectada.

“Lo más difícil de recuperar serán los deditos. Los médicos evalúan la posibilidad de una cirugía […] Todo depende de la evolución de las lesiones”, contó a Clarín el padre del bebé, que sufrió de quemaduras en la pantorrilla, planta y empeine de la pierna izquierda.

Nosotros decidimos darlo a conocer para que se tomen medidas de prevención. Esto le pudo pasar a cualquiera”, dijo Nicolás al diario.

El accidente ocurrió el martes 16. Martino estuvo internado unos días y ahora recibe tratamiento ambulatorio.

Entre tanto, sus padres pusieron el caso en manos de un abogado mientras buscan explicaciones a la explosión del teléfono que, según Nicolás Rodríguez, funcionaba bien:

Ni siquiera se agotaba la batería, como suele ocurrir con otros aparatos después de varios meses de uso”.

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